Indigentes apremios.

Ya sé que amarte así fue lo insensato;

no habitabas la urgencia del empeño,

ni el verbo irreflexivo, ni el ensueño

capaz de ser la hoguera en mi arrebato.


No voy a terminar este relato

si soy como tú dices tan risueño

que toda seriedad yo la desdeño:

truhán inoportuno y literato.


Perder una vez más no es importante

si el riesgo que se corre es el acierto

y no guardar la mano bajo un guante.


Soñé y me convencí de estar despierto

y fui en ese momento el fiel amante

fugaz. Hoy vagabundo en el desierto.

Comentarios

ybris ha dicho que…
Un soneto es bello por su agilidad por su precisión y por su envoltura formal.
Pero es aún más bello cuando se interpreta salido de dentro por encima de una mera construcción.
Hay amores insensatos a los que uno se enfrenta literariamente, quizás como truhán inoportuno. Pero siempre como quien se arriesga a acertar.
Aunque al final uno tienda a creer que aquello fue fugaz y que que nosotros quedamos tan vagabundos en nuestro desierto como al principio.
Lo cual no siempre resulta ser más que una impresión.

Abrazos, trovador.
Anónimo ha dicho que…
Amar es la tarea màs complicada que existe hoy por hoy en nuestras vidas. Aunque y perdona la inquisiciòn ¿ella pidiò que la amaran? No necesito respuesta, sòlo reflexiona.
Un abrazo

Entradas populares de este blog

Vestuarios

Reflejo en mi mismo

décimas