Indigentes apremios.
Ya sé que amarte así fue lo insensato;
no habitabas la urgencia del empeño,
ni el verbo irreflexivo, ni el ensueño
capaz de ser la hoguera en mi arrebato.
No voy a terminar este relato
si soy como tú dices tan risueño
que toda seriedad yo la desdeño:
truhán inoportuno y literato.
Perder una vez más no es importante
si el riesgo que se corre es el acierto
y no guardar la mano bajo un guante.
Soñé y me convencí de estar despierto
y fui en ese momento el fiel amante
fugaz. Hoy vagabundo en el desierto.
Comentarios
Pero es aún más bello cuando se interpreta salido de dentro por encima de una mera construcción.
Hay amores insensatos a los que uno se enfrenta literariamente, quizás como truhán inoportuno. Pero siempre como quien se arriesga a acertar.
Aunque al final uno tienda a creer que aquello fue fugaz y que que nosotros quedamos tan vagabundos en nuestro desierto como al principio.
Lo cual no siempre resulta ser más que una impresión.
Abrazos, trovador.
Un abrazo