Por no estarme quieto
Vaya por delante, con cierta ironía,
que lo que aquí digo es sólo opinión
y esto no lo duden porqué es de cajón.
Nadie pone oídos a quien nunca pía,
si cierto es el dicho también tontería.
Vivo del absurdo y la extravagancia,
me sitúo lejos, tomando distancia,
lo que me alinea entre los distantes,
los poco aplicados y los diletantes
que buscan un hueco en la malsonancia.
Reparo que es ciega toda militancia,
se niega uno mismo si adopta un profeta,
miente y se presume yendo de etiqueta.
Uno sólo es solo y su circunstancia
aun si sea experto en Ra o quiromancia.
Pongamos entonces algún acertijo:
¿puede sospecharse lo que nadie dijo?
¿vivir es sencillo, se da por supuesto?
¿me pides un frasco y no te lo presto?
¿bajo que principio funciona un botijo?
Por no eternizarme ni ser más prolijo,
ni pegarme el pisto de ser diligente
voy a refrescarme con vino corriente
que el hombre del tiempo ayer lo predijo
sale la borrasca hoy de su escondrijo.
Que se precipita con fiero arrebato
por eso ahora quito las manos del plato.
Lo que me atribula también me remedia
que ha quedado escrito en la enciclopedia:
“No arriesgarse a nada sale más barato”.
Comentarios
Pero tienes toda la razón: hay que arriesgarse.
Que no hablamos de precios sino de valores.
Abrazos.
Por no envanecerte ni ser el más listo,
ni dar bombo al aire ni muy distinguido,
yo voy a ensalzarte con licor templado,
manojo de lirios y blanco jacinto
une tu semblante sumido en un canto.
Siento tu arrojo indómito, ardiente
que crispa las aguas, vasto, vehemente,
al beber tu beso, se calma mi instinto
tenso, sin sentido, hiere el quebranto
de pérfidas cuitas perdida en tu mente.
Buen domingo
Un abrazo
El valor que tiene
aquello que cuesta
aceptar la apuesta,
que es y contiene
el bien, que conviene
embarcarse en causas
humanas sin pausas,
sin hiel ni ambiciones,
ni fatuos sermones:
en ellas te encausas.
No me gustaría por ser vanidoso,
hinchado, compuesto y un tanto pedante,
tener por escudo armas de farsante,
ni ser por mis artes un hurón tramposo,
aun si bien, es cierto, soy tempestuoso.
A quien siembra besos le sonríe el cielo
y enfrenta más firme su montecarmelo,
no lo abate el viento aunque venga recio,
más si está dispuesto a pagar el precio
por vencer las ganas de ser Maquiavelo.
Por qué no abres un blog?
Un beso, poeta.
Gracias por el consejo y el concepto. Ya lo pensaré...
Leerte a vos es un placer.
Enrique, señor, nombre suntuoso
parece por fuera un ciclópeo roble,
azúcar por dentro, de pellejo noble,
hasta me enamora su verso calmoso,
seduce flechazo, himno victorioso.
Ay si vos supieras que apenas soy eco,
tan siquiera hallo el verbo que busco,
Ensayo plasmarme en sirga de viento,
no soy de la Barca, ni Safo intento,
soy diosa y pantera en páramo seco.
Un abrazo
Te contesto en una nueva entrada.
Por cierto no era un consejo, sólo una pregunta.