Diálogo entre el poeta, el amor y la muerte.




Canta el poeta.

-Amor que con dolor no se conjuga
ni ensucia su pasión con barro y tierra.
No es nada y nada abarca, puesto en fuga
se esconde compungido y se soterra.


Amor que no es partícipe de todo
ni en todo se construye ni ambiciona,
por no ser, ni saber, se desmorona
disuelto en el vacío: sólo es lodo.


Responde la muerte.


-Más fuerte que tu Amor, soy yo, la Muerte
y a mí a tus discípulos conduces.
tu innata inoperancia me divierte.
Eres sólo espejismo, sólo cruces.


Participa el amor.


-Conmigo no hace falta tanto orgullo
pues sé que eres quien vence, la postrera,
aquella que en la nada nos espera;
mas lo mío es el todo ¿qué lo tuyo?


Replica la muerte.


-Incauto ¿me preguntas? ¿no lo sabes?
Soy la nada perfecta, lo absoluto,
El magno tribunal, dueña de llaves,
no hay deudas para mí, soy el tributo.


Pregunta el amor al cantor.


Responde entremetido ¿tú que quieres?
¿Acaso estás marcado por mis flechas?
¿Tú que ensalzas en mí si no me estrechas?
¿Rechazas lo que ofrezco y aún te hieres?


Concluye el enamorado:


Tus dardos son veneno posesivo,
estimo que me embriaguen de avaricia
de deseo carnal, de amor lesivo,
de pérfida pasión por su caricia.



Yo quiero sucumbir, es mi destino,
Mas quiero Amor rendirme antes del alba
sintiendo tu sabor, amargo, malva;
envuélvame después el blanco lino.

Comentarios

ybris ha dicho que…
Y el poeta siempre en medio.
Seguramente porque ni el amor ni la muerte son lo que son sin el otro.

Ni el poeta lo es si no se siente víctima o victorioso de los dos.

Abrazos.
Perlita ha dicho que…
Me recuerda, a las conversaciones de Don Carnal y la Cuaresma...Está claro que al poeta que lo es, nada se le resiste y es magnífico leer este cruce del poeta con la muerte, que siempre juega con la ventaja de acabar con todo pero con la dulcificación del amor presente.
Muy bien Enrique. Siempre con tu inspiración.
Un abrazo, amigo

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