Mis palabras vuestras. A vosotros.
A Ybris, Paquita y Merce.
Dejo mis palabras desnudas y enteras,
escasas –ya sabes- pero necesarias,
intensas y breves, básicas, primarias,
cortas en su origen aunque verdaderas.
Rendidas y humildes, sencillas, certeras,
profundas, sentidas y un tanto incendiarias,
abiertas, capaces, menudas, gregarias,
serenas, amargas, también compañeras.
Tímidas, afables, tiernas y suaves,
templadas, a ratos ásperas y duras,
flexibles, violentas, amables, maduras,
cándidas, honestas, muchas veces graves.
Integras, tramposas, inexpertas naves
en mares de tinta, tormentas oscuras,
libres, licenciosas, torpes y seguras.
Al tiempo cerrojos que en espacios llaves.
Íntimas, secretas, caseras, lineales,
estables, volubles, nerviosas e inquietas,
frívolas y añejas, firmes, indiscretas.
Algo conceptistas y más naturales.
Rígidas y exactas, rudas, guturales,
sobrias, disolutas, ebrias cuchufletas,
grises, luminosas, justas, incompletas.
Ora enaltecidas, pro nobis triviales.
Pomposas y adustas, secas, petulantes,
pícaras, rijosas, dolientes, atroces,
crueles, osadas, resueltas, veloces,
lentas y cansadas, frescas, atorrantes.
Desconsideradas, amigas, amantes,
tercas y empeñadas, ya me las conoces,
dichas en susurros, cantadas a voces,
fugaces, cercanas y jamás distantes.
Dejo mis palabras desnudas y enteras,
escasas –ya sabes- pero necesarias,
intensas y breves, básicas, primarias,
cortas en su origen aunque verdaderas.
Rendidas y humildes, sencillas, certeras,
profundas, sentidas y un tanto incendiarias,
abiertas, capaces, menudas, gregarias,
serenas, amargas, también compañeras.
Tímidas, afables, tiernas y suaves,
templadas, a ratos ásperas y duras,
flexibles, violentas, amables, maduras,
cándidas, honestas, muchas veces graves.
Integras, tramposas, inexpertas naves
en mares de tinta, tormentas oscuras,
libres, licenciosas, torpes y seguras.
Al tiempo cerrojos que en espacios llaves.
Íntimas, secretas, caseras, lineales,
estables, volubles, nerviosas e inquietas,
frívolas y añejas, firmes, indiscretas.
Algo conceptistas y más naturales.
Rígidas y exactas, rudas, guturales,
sobrias, disolutas, ebrias cuchufletas,
grises, luminosas, justas, incompletas.
Ora enaltecidas, pro nobis triviales.
Pomposas y adustas, secas, petulantes,
pícaras, rijosas, dolientes, atroces,
crueles, osadas, resueltas, veloces,
lentas y cansadas, frescas, atorrantes.
Desconsideradas, amigas, amantes,
tercas y empeñadas, ya me las conoces,
dichas en susurros, cantadas a voces,
fugaces, cercanas y jamás distantes.
Comentarios
Mil gracias por tu tiempo,de esta humilde lavandera.
¡Eres increíble!, ¡un volcánico del verbo en erupción !...
¡qué barbaridad! empecé contándote los adjetivos empleados: cuento noventa y siete sin repetir ninguna....
¡ Iba a seleccionar algunas de las que nos dedicas, pero decido que Me-las-quedo-todas-todas-todas.
Son- ge-ni-a-les
y las comparto muy gustosamente con Paquita e Ybris ! y con todos los amigos y visitantes de tu espacio.
¡ Gracias, amigo !.
Yo creo que antes de que aparecieran las palabras en el mundo, ya estabas tú tejiéndolas contumazmente en tu tela de araña
Un fuerte-cariñoso-sincero-cómplice-entrañable-amigable-cercano-alegre-entusiasta-vibrante- ABRAZO, Kike!
Merce
abrazo
y sin más protocolo
una palabra sólo:
Gracias. Únicamente.
Y un abrazo apretado en verso suelto.