El coplero. A Tomás Macho, maestro rabelista campurriano.
Tardes de domingo
arrugando versos
entre los rincones
de astrosos inventos,
entre cachivaches
y algunos recuerdos,
despiertas canciones
y agudos silencios.
Otoño en los ojos
que atraviesan sueños,
los dedos caminan
recitando quedos
coplas que en la nieve
escribe el invierno.
Van por las callejas
buscando de nuevo
un aire tan limpio
como de aguacero,
de risa y leyenda
o estúpidos celos.
Arpegios vivaces
en el arco, y lentos
como si anhelaran
un segundo eterno.
Su boca y sus manos
recitan eneros,
la canción del agua
donde nace el Ebro,
el compás que danzan
desvela un secreto.
El que dice al aire,
por no ahogarlo dentro,
tañendo el rabel,
el viejo coplero.
arrugando versos
entre los rincones
de astrosos inventos,
entre cachivaches
y algunos recuerdos,
despiertas canciones
y agudos silencios.
Otoño en los ojos
que atraviesan sueños,
los dedos caminan
recitando quedos
coplas que en la nieve
escribe el invierno.
Van por las callejas
buscando de nuevo
un aire tan limpio
como de aguacero,
de risa y leyenda
o estúpidos celos.
Arpegios vivaces
en el arco, y lentos
como si anhelaran
un segundo eterno.
Su boca y sus manos
recitan eneros,
la canción del agua
donde nace el Ebro,
el compás que danzan
desvela un secreto.
El que dice al aire,
por no ahogarlo dentro,
tañendo el rabel,
el viejo coplero.
Comentarios
un abrazo para ti
Un fuerte abrazo, Enrique y no sé el porqué se ha partido mi comenterio...
De veras me lo he imaginado.
Besitos, querido Enrique.
Tomás Macho es un maestro de rabel, que ha enseñado a muchas personas a tañirlo, el romancillo es un homenaje a él pero no me cosnta que haya sido coplero por las calles de ninguna ciudad. salvo la suya, la hermosa villa de Reinosa. también es un pequeño homenaje a todos esos copleros que de algún modo hicieron más agradables los días con sus canciones.
Un saludo.