La llave del mundo. A ellos y a vosotros.
No sé quién del Mundo posee la llave
¿qué categorías abren sus entrañas?
fraguadas de arrope o cultipicañas
¿Hay quién me lo diga si alguno lo sabe?
Débiles sonidos que atajan montañas,
giran en su danza candomblé y zorongo
en los subterfugios de un verso candongo,
vuelan melodías de pipiritaña.
Cuando en el tejado roncea el morrongo
con gran advertencia su sentido afina
por ver que se cuece en cada cocina;
si fue por amores recibió porongo.
Escapó a la escoba, cayó en la sentina.
No dicen que el gato llevara ganzúa
pero vino al cepo y pagó la púa
por andar de enigmas sin la gabardina.
Mayando a destiempo y alargar la lúa
en el esperpento de andarse a la gresca
con sus ademanes a la principesca
de pérfido brujo que acecha en la rúa.
Sólo es una imagen de sombra chinesca,
en cierto sentido un batiburrillo
de cosas que pasan en este rastrillo
que es cartón y pluma, flor de herrumbre y yesca.
En anonimato de yunque y martillo
una desinencia discute estridente
sobre un silogismo con un residente
en el cielo raso gris de un conventillo.
Sosias de Adamanto, bardo vehemente,
cantor de violencias y barbaridades,
muñeco en la feria de las liviandades
dónde sólo el sabio se muestra indecente.
No se halla en suspenso tras las novedades
este comerciante de los trapos viejos
cuando mira cerca viniendo de lejos
en plenas rebajas de saldo en mitades.
Se aplica en la calva mechas y reflejos
nuestro don Giovanni de moderna vía,
calavera torpe de la simonía,
en el trampantojo de sus mil pellejos.
Vuelvo a los principios, la pregunta hacía
sobre realidades agudas y llanas
como tantas noches y tantas mañanas
y este espacio en blanco solo acontecía
¿qué categorías abren sus entrañas?
fraguadas de arrope o cultipicañas
¿Hay quién me lo diga si alguno lo sabe?
Débiles sonidos que atajan montañas,
giran en su danza candomblé y zorongo
en los subterfugios de un verso candongo,
vuelan melodías de pipiritaña.
Cuando en el tejado roncea el morrongo
con gran advertencia su sentido afina
por ver que se cuece en cada cocina;
si fue por amores recibió porongo.
Escapó a la escoba, cayó en la sentina.
No dicen que el gato llevara ganzúa
pero vino al cepo y pagó la púa
por andar de enigmas sin la gabardina.
Mayando a destiempo y alargar la lúa
en el esperpento de andarse a la gresca
con sus ademanes a la principesca
de pérfido brujo que acecha en la rúa.
Sólo es una imagen de sombra chinesca,
en cierto sentido un batiburrillo
de cosas que pasan en este rastrillo
que es cartón y pluma, flor de herrumbre y yesca.
En anonimato de yunque y martillo
una desinencia discute estridente
sobre un silogismo con un residente
en el cielo raso gris de un conventillo.
Sosias de Adamanto, bardo vehemente,
cantor de violencias y barbaridades,
muñeco en la feria de las liviandades
dónde sólo el sabio se muestra indecente.
No se halla en suspenso tras las novedades
este comerciante de los trapos viejos
cuando mira cerca viniendo de lejos
en plenas rebajas de saldo en mitades.
Se aplica en la calva mechas y reflejos
nuestro don Giovanni de moderna vía,
calavera torpe de la simonía,
en el trampantojo de sus mil pellejos.
Vuelvo a los principios, la pregunta hacía
sobre realidades agudas y llanas
como tantas noches y tantas mañanas
y este espacio en blanco solo acontecía
Comentarios
sombra.