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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Trovero en Totana

Correcaminos parlero con el hatillo a la espalda vas tejiendo una guirnalda  con palabras, embustero, útiles de quincallero. Trueca tu mercadería de alquimia y astrología en bulería gitana que vive y canta en Totana jarchas de la morería.

Noches desveladas

La noche guarda secretos que  desvelan en los  días. Las pérfidas geografías talladas en amuletos donde quedamos sujetos en nuestros propios disfraces. Te busco no me rechaces sigo siendo clandestino cuando en el juego adivino lo oculto tras antifaces.

La brisca de Luis de Larrinaga Ibarra.

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En la cocina del caserío, domingo a la tarde o cualquiera otra después de la faena y el sustento. La familia juega  a las cartas con la confianza de saberse cotidianos en la vieja mesa heredada que habrá visto pasar cada jugada y cada comida de muchas generaciones. La familia y sus pequeñas  trampas en el juego aquellas que se asemejan a las que se tienen que hacer en la vida, y el niño con su madre atendiendo el juego de los mayores desde esa lugar donde la infancia aprende el ingrato y feroz pasar de cada día. En las tonalidades grises que dibujan las escenas de las jornadas. El gris plácido del hogar y sus pesares.  En el enlace una breve biografía de Luis de Larrinaga Ibarra.  http://www.euskomedia.org/aunamendi/86634

Día de la Música

¡Música maestro!, que hoy es el gran día, venga aquí la orquesta marcando compases de claras mañanas y bonitas frases que alegren las caras con su melodía. Tomemos las notas que en su rebeldía dibujan la luna en sus cuatro fases y forman cimiento del mundo en sus bases desde la verbena a la romería. Seamos corcheas, negras, semifusas, claves de segunda con el sol encima en tonos mayores y escalas confusas. Música maestro que tanto se estima la voz que entonase canciones ilusas bajo las estrellas que una dona prima.

Reloj de sol en Alcalá de Henares. A Miquel

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El reloj que del sol se esconde por que no se marquen las huellas del tiempo en su piel de piedra de la sierra norte. Cuando en el se abrasan de seco deseo los mismos amantes  en viejos amigos que en  penas pequeñas y grandes se rompen derretidos,  desalados, descalzos, dominados a su paso inadvertido pero firme y sin avisos.