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Mostrando entradas de abril, 2014

Soneto a lo macarra.

De siempre hubo  poesía algo tarasca y puso su  remiendo a los calzones de sátrapas, melindres y sayones, nos  sirve de limpieza a la hojarasca. Sonetos declamados en la tasca y coplas de puntilla y por rejones a austrias, bonapartes Y borbones, que todo en esta tierra se churrasca. Las burlas y las chanzas merecidas a  aquel que en   su poltrona ordena y manda seamos sus vasallos y el un randa le sean pues las pide concedidas. Ya saben  que los cuentos de esta banda engañan con princesas prometidas. -Discúlpenme esta  rima no es fetén ¿con príncipes no engañan?                                             -¡Sí!  ¡ También!

Un soneto, a usted.

A tiempo y a compás y aun ritmo fijo escribe en el espejo sobre el halo que queda del aliento a un intervalo de ayunos ¿y ahora qué? sólo un prefijo. Un número incompleto, un revoltijo de dígitos en fila y con escalo y no deja de ser bueno ni malo la vista que resuelva el acertijo. La imagen ha de estar distorsionada si vemos cada quien cosas distintas y no la que suponen esperada.  Lo mismo que si grabo en unas cintas esta conversación que es para nada. Me miro en su cristal ¡Tengo una pintas!

Manifiesto.

Yo no escribo versos de marrón glacé ni le busco al mundo la piel de naranja ni aspiro al remate que las cosas zanja de primera mano digo que no sé. Y me importa menos cada vez la granja donde se estabulan las letras perfectas huyo como diablo de poses correctas y al izar banderas me sobra una franja. Prefiero las causas que no son selectas sin tanto artificio y algo más sencillas que si son narcisos, blancas o amarillas les nazcan las hojas a su tallo afectas. El peso que es propio cargo a las costillas y nunca escarmiento sino en mis espaldas cuando me echas agua que hierve me escaldas de donde no agrado me aviento a cien millas. Habitan mis cuentos cucos y giraldas que solo me falta llamarme calleja y de vez en cuando en una moraleja decir que me gustan las brujas sin faldas. Soy como la loba que parda y pelleja corre los oteros y entra en la majada y te da esos sustos que en la madrugada se cobran las deudas sólo a tocateja. Otro más que pace como la manada y de lado a lado va como
De porqué no sé inglés. Cantaba ya ve usted en esperanto la última expresión de la utopía queriéndome incluir en su atonía por ver si me enseñaba mientras tanto. Y yo que siempre puse cierto encanto no he sido aquel alumno que quería que siempre he sido un zote y no aprendía por eso en vez de yo que hable mi canto. Así que las palabras que ahora dejo no son si no unos brindis al lenguaje que no supe aprender y a mí me quejo. Me asombra como al luso en su viaje que aprendan los infantes y yo viejo mostrenco me ha quedado grande el traje.

Gaviera.

Se ha roto la reja del palo más alto por un mar de golpe cayó por la amura ora quien advierte nuestra singladura en vigilia el rumbo que araña el asfalto. Quien desheredado de literatura tomará las ruinas después del asalto donde en lo profundo de este azul cobalto a quien no ambiciona todo se asegura. Quien desde el alcázar cuando la tormenta le pondrá coraje a los radios del puente si no su destreza y su guía valiente. Que cartas marinas saldrán de otra imprenta y otros tripulantes caerán en la cuenta que el patrón del barco es el sol poniente.