Acordes para una noche de San Juan
Me atrapan tus ojos ardientes, extraños,
quémame muy lento, como a un monigote,
préndeme en su hoguera, -sin prisa-, con fuerza.
Muérdeme la boca siquiera esta noche
en la vivaz llama de San Juan. Oscura.
Malgasta conmigo, las profanas voces,
en la exuberancia del viejo aquelarre,
tu figura móvil de rescoldo y goce.
Tritura y fabula la historia, -ingeniosa-,
la inmensa fatiga que raspa y me rompe.
Fragmenta en el fuego las lenguas marchitas,
háblame un lenguaje que nadie conoce.
Deja el frío invierno marchito en la fragua,
segaremos juntos los rojos carbones
cuando en las antorchas la elegante Luna
arribe imprudente sus nerviosas hoces.
Un escalofrío de sal y amapolas
vendrá de camino sin saber por dónde.
Préstame tus alas joven hechicera.
Devórame Mantis no te haré reproches,
eres chispa y brasa en el mágico cosmos,
y yo en tus espacios, sólo, un triste hombre.
Yo puedo contarte si es que te apetece
historias del fuego , que tú no conoces,
de pueblos ignotos que nunca existieron,
antiguas leyendas, secretos sin nombre,
fábulas y mitos, gestas y proezas,
patrañas absurdas de mis falsos dioses.
Dramas que te ilustren y te sobrecojan,
fantásticos cuentos y otras mil ficciones
que aprendí muy niño de las tradiciones;
lo haré despacito porque se me enojan.
No sólo palabras ni rancias canciones,
hechizos fingidos o añejos conjuros
de soles trazados en místicos muros,
cumbres en las rocas, diques, farallones.
Atiende al mensaje de duendes oscuros
echando sus redes en mares remotos,
calienta tus manos en mis versos rotos,
somos marineros que no andan seguros.
Sóplale al poniente: ya hicimos los votos
de hacernos patentes en todos los vientos.
¡Ya nos configuran los cuatro elementos!
En anciana alquimia forjamos devotos.
También resistimos los impedimentos.
Solos esta noche urdamos locuras.
Vámonos del puerto sin amarraduras,
sabremos del orbe todos los acentos.
Somos piel y huesos, las encarnaduras
de preciosas almas de magos ausentes
que amainan tormentas rudas, inclementes.
Tú y yo, dos humanos sin abreviaturas.
Otra vez, hechicera, mi aliento conspira
incendiando nocturnos paisajes, flagrantes,
en la tórrida noche de junio delira
por tus labios y abrazos golosos y amantes.
Hoy que somos de nuevo druidas y bardos
investidos de signos del bosque, gigantes
que batallan prejuicios, actores bastardos,
compartamos la nueva pasión en quimeras,
laberintos de sombras y cantos goliardos
cuando el alba despierte a sus luces primeras.
No sabremos si fue o se soñó, nada importa,
nadie puede gastar los milenios y eras.
El ocaso y la aurora hablarán en la noche más corta.
Prende fuego al laberinto noctívago y caprichoso,
cesa en la melancolía, dibuja una serenata
en vidrieras medievales con el plomo que nos mata.
Dime que vas a fundirte en el círculo vicioso,
viviendo, dando y sintiendo el júbilo más hermoso.
Esta noche darán fruto cosechas y melodías
en las entrañas valientes de aquí al final de los días.
Sabes tú, yo no lo alcanzo, el código del concepto,
no ignoro, si reflexiono tuyo es, mujer, el precepto:
La abstracción de la materia, las intenciones son mías.
Te haré una diadema de roble y laurel
de menta y verbena, de muérdago y haya,
memoria de dioses: Apolo y Belenos.
Las puertas abiertas al mágico cosmos,
a ti no te atrapan las supersticiones,
eres alborada, cordial talismán,
viajemos entonces por arcaicos tiempos
en hojas de parra y troncos de encina.
Seremos sujetos de todas la razas
substancias presentes en naturaleza,
paisajes enormes descritos en runas,
letras imprecisas antiguas y amables,
llamaradas justas que abrasan envidias.
Acebo si quieres, nenúfares, lotos,
las flores del agua en la noche redonda
siendo danzarines órganos y esencias.
Consumados puntos al margen de pleitos.
En las manos tengo para ti una rosa:
es un delicado botón sanjuanero,
el paraje exacto del fin de la tierra.
Asígname un beso que será rocío,
lluvia de verano, cabal y galante,
flor de los furtivos y ocultos enigmas
sin lógica alguna, sin orden ni templos.
En la madrugada antes que amanezca,
hora de lechuzas y divinidades,
quiero arder contigo en fuego escarlata.
No me da vergüenza ser ángel caído,
un trasgo incorpóreo para otras mujeres,
ni habitar palacios donde no hay huríes.
Quémame en tu lumbre sublime candela.
No sé si he sabido contar sortilegios,
lo que significa para mí esta noche
o he sido, divina, un jovial fantoche,
telaraña y trampa en adictos arpegios,
me confundiría, ¿fueron sacrilegios? .
Yo quise narrarte mi fábula boba
en un aquelarre sin palos de escoba.
Habrás comprendido si en nada te extrañas
que existen las meigas y santas compañas.
Devórame entonces con besos de loba.
Comentarios
Estupenda música para la noche más larga.
Que no haya tenido premio oficial no ha de extrañarte: No parecen propicios los tiempos para los metros clásicos.
A mí me gusta.
Un abrazo.
Un abrazo.
Enrique.
Un abrazo.
Querido Kike ¿Qué vas a hacer con tanta meiga danzándote? Fundirte, seguro en extático trance.
Tus encendidas letras son lava esta noche, y la ardiente llama
que de ellas emana, son vida,locura,desenfrenado aquelarre.
¡Fabuloso!
Merce
Gracias Beauseant.
Un beso amiga mía.
Te mando “un beso que será rocío” ¡Cómo no!
Isabel, eso intenté hacer un recorrido por lo que tenemos de tradición en la noche de San Juan, da igual el reconocimiento es que me hacía ilusión ir al aquelarre.
Saludos y gracias.
Ahora estaré dos o tres ´días fuera.
http://www.youtube.com/watch?v=aoLuUbkaajs
os dejo un enlace a un video
¿Qué tal fue el cumpleaños? Eso si que es un solsticio absoluto!
¡¡¡ Bravo, Enrique !!!
¡Y qué vozarrón!... Inolvidable.
Luego una obra de teatro y a la cama contento.
Gracias.
Gracias mil.
Un beso grande para ti y un abrazo para el dire.
Saludos!! siempre es un gusto saber de ti!! :D