El rey Fernando el Católico al final de su vida.
Buen rey el invierno
habita
en tus plateadas sienes
del mal pago de tus años
y la amargura insistente.
En tu poder y ambiciones
Un dolor que te contiene
en los hierros de esta
vida
corroídos que te
duelen.
Suspiras por un varón,
de tu estirpe, que renueve
la gloria de tus
ancestros
que es la sangre de mil
reyes.
Mas ya es tu tiempo
pasado
y en las fuerzas que enflaquecen
no ruge el fiero león
que arañó y forjó tu suerte.
Tomaste joven consorte
flor nueva de un campo
alegre
que ya no puedes gozar,
brindas hiel y no
placeres,
contemplas en mala hora
que no hay calor en la
nieve.
En las manos de la
alquimia
de nigrománticos seres
confías y te traspasan
sus pócimas y julepes
que arrebatan tu salud
tu razón y tus mercedes.
Oscuros encantamientos
señuelos falsos, crueles,
que tornen en juventud
los muchos años que tienes.
II
En tu conciencia combaten
razón y desequilibrio,
realidades y ficciones,
cuchicheos y alaridos.
Dragones de tres cabezas
Engendrados por mosquitos
que en aumento del vigor
son de tu mente enemigos.
III
Atiende a quien fue la
reina,
tu primer amor divino
que a las puertas de la muerte
trae consuelos sin
castigo
con voz lejana y rendida.
A tus
pies ha detenido
aquel tiempo de grandezas
y de enamorados lirios
que va desgranado
esencias
de tu corazón de niño.
Libérate de prisiones
y acepta el fatal destino
que en las lágrimas
vertidas
el premio habrás
obtenido.
IV.
Reflexiona ante la tumba,
si el amor guió al capricho,
el oro a los sentimientos,
el socorro al señorío,
la codicia al privilegio
o el sincero beneficio,
fuese el juego de privanzas
en pago del asesino
o en generoso provecho
del reino y no de ti
mismo.
No se resuelve el dilema
del tiempo y sus
algoritmos
sino en esta conclusión
de rendirte al infinito.
Comentarios
Un abrazo
Eccellente il racconto fatta arte!
Saludos cordiales
¿No?
Sigo trayendo cosas a salto de mata.