Ocasiones y patrañas.
Tuviste la ocasión cara de almíbar
y ahora te lamentas de tu suerte.
Un gris desilusión te ata las manos
con nudos intrincados que entristecen
las tardes del otoño de tus huesos.
Inútil sensación para que sueñes
y olvides las palabras silenciadas
que quieres vomitar pero no puedes.
Alternas el dolor a rebanadas
de amargas confituras subconscientes,
zozobras que te asaltan y murmuran
probables secesiones en relieve
de un íntimo y osado desamparo
que a tientas incompletas te mantiene.
Podrás saltar por firmes pavimentos,
y andar por el portal y las paredes,
angostas de tus hipos y temores,
suplentes de estreñidos alquileres,
mas no saldrás de anclados soliloquios
por medio de una fuga inconveniente.
Subsistes sin que esperes nada a cambio
en cárdenas fracturas de pinceles
quebrándote y mermando en cada línea
sumido en el silencio permaneces.
Aceptas que un pretérito te absuelva
dispuesto a repararte y convencerte
del único acomodo que al engaño
resulta en un adverso continente
y ríes y estupendo te disfrazas
resuelto a entorpecer el cerco breve
que a golpes circunscritos en tu pecho
confunden la razón y la aborrecen.
Ahora que las anchas apetencias
resultan empedrados congruentes,
insólitos desaires, que conducen
sin falta posesiva y no aparece
resuelta en el enigma, se persuaden
y ordenan la incoherencia en tus sainetes.
Dirás que es pretencioso el contrapunto
que apura mis palabras y te hiere;
mejor será que siga mi camino
y muerda el comentario entre mis dientes.
Comentarios
Quizás no debieras nunca morder el comentario entre tus dientes porque siempre hay una palabra liberadora en el esfuerzo por expresarnos.
Suerte y ánimo.
Un fuerte abrazo.