No me avergüenza pedir
lo que hoy sobra en tu mesa
ni ser mendigo me pesa,
ya no sé de resistir.
No me acostumbro a vivir
como gato en tu desván
ni a que me niegues el pan,
ni burléis me pena ahora:
Qué dulces quedan señora
todas las manos que dan
lo que hoy sobra en tu mesa
ni ser mendigo me pesa,
ya no sé de resistir.
No me acostumbro a vivir
como gato en tu desván
ni a que me niegues el pan,
ni burléis me pena ahora:
Qué dulces quedan señora
todas las manos que dan
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