Los filósofos y el memo.
La
hierática justicia
diz
que se nos muestra ciega
más
ve y con nosotros juega
y
al de siempre beneficia.
Quien
la ley hace la astucia
en
su favor se prepara
y
con la trampa dispara
el
popular descontento
después
llegará el lamento
que
cuando empieza no para.
Especulaba
Simplicio
sus
postulados a voces
maltratando
con atroces
gritos
a los de su oficio.
-Disculpe
electo patricio,
dijo
en tono paternal
un
filósofo rival,
le
creo si usted lo dice
mas
ni afirma ni desdice
ni
escapa de lo normal
Zenón.
-Ni
Aquiles ni la tortuga
llegan
a alcanzar la meta.
-¡Eso
es hacer la puñeta!
-¡Ese
es el punto de fuga!
-Quien
duerme poco madruga.
-Paradójico.
-Lo sé.
-Existe
aun si no se ve.
-Será,
pienso, indigestión
tantas
vueltas a Zenón...
si
yo anoche no cené.
A
la décima le tengo
como
al vino devoción
y
a pesar de la pasión
de
ambos dos camino rengo.
yo
que no soy de abolengo
ni
tengo de l¡terato
sino
las mañas del gato
que
se va haciendo mayor
sin
más derechos de autor
que
los de pasar el rato.
-Son
el hombre y su mirada
medida
del Universo.
-Disculpe
si tergiverso
su
mensaje. -Para nada.
-Muy
amable. -Más me agrada.
-Visto
así... -Observe. -¡Un prisma!
-La
verdad lo es en si misma.
-Eso
de principio a fin.
-Se
terminó colorín
colorado
este sofisma.
Pitágoras.
-El
número áureo brilla
en
su medida perfecta.
-Diga
¿y? ¿eso? ¡Qué me afecta!
-Lo
explico en forma sencilla.
-¡Albricias!
¡qué maravilla!
y
¿usted para qué lo usa?
-Para
hallar la hipotenusa
conocidos
los catetos.
-¿sabes
chistes de paletos?
¡cuéntalos!
¡Qué no hay excusas!
-Es
agua todo sujeto
y
todo aquello que existe.
-¿Agua
y no vino? ¡Qué triste!
-Atienda
y tenga respeto,
yo
soy Tales de Mileto.
-Y
yo fulano de Tal.
-Quien
sea usted me da igual.
-Vale,
pero yo prefiero el vino.
-¿Otra
vez? ¡Qué desatino!
-¡Vaya!
¡Se escucha fatal!
-¡Menuda
conversación!
-Es
sólo un micro poema
-Lo
que es, una pamema.
-¡Pues
anda que tu teorema!
-De
la relatividad.
-Mejor...de
la ambigüedad.
-¡Muchacho
tú eres un memo.
-Y
tendrás razón me temo.
-Es
lo que tiene la edad.
-¿Ya?
-¡Sé!
-¿Qué?
-¡Va!
-¡Ah!
-¿Si?
-¡Di!
-¡No!
-¡Oh!
-¡¿Ji?!
-Llueve
y llueve y llueve más
y
¡qué de llover no deja!
-¡Agua
va! -¡Vaya sin queja!
Si
llueve te mojarás.
-¿Está
lloviendo y te vas?
-Para
comprobar que llueve.
-Lo
que es a mí no me mueve
nadie
hoy de este sillón.
-Arranca
gato llorón
que
van a darnos las nueve.
Del
color que da al asfalto
el
sol tras la lluvia fina,
arco
iris de bencina,
se
nubla este sobresalto.
Un
discurrir de contralto
en
el tráfico se encalla
disolviéndose
canalla
en
vahos de urbanidad.
El
alma de la ciudad
no
escucha su voz ni calla.
Comentarios
Siempre me sorprendes maravillosamente.
Cuànta verborragia!.
Abrazos campeòn poeta.