A escena.
No hay máscara que a mí me justifique,
tramposa situación o trapisonda,
ni arguyo en el engaño el espolique,
ni soy salvo argumento, que la monda
y el mismo Leviatán con cierto aplique
dispuesto a ser del monte o de la fronda.
Subido como todos al calvario
que dicen tablazón, bien, escenario.
Sin máscara o con ella, inoportuno,
me opongo a la injusticia si es de oficio
y voy dando que hablar a más de uno
que vive de exponer cualquier resquicio
en ley de no decir lo que a ninguno
importa salvo a él, su beneficio.
No tengo sino amores a este arte
poniendo lo que puedo de mi parte.
La máscara, sin duda, ambivalente,
me sirve de sombrero es paradoja
igual que mi costilla y la otra gente
que vive como yo en la cuerda floja
y tienen en su haber tal referente
andando al viento y sol a pata coja.
Tan raro soy que apenas me desnudo
al año alguna vez, cuando me mudo.
Enrique Sabaté.
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