Jarama Valley; red river.
Ayer sábado, estuve en Morata de Tajuña, en los antiguos campos de la batalla del Jarama, cruel batalla, terminada por el agotamiento de los dos bandos enfrentados. Recorrimos las posiciones del batallón Lincoln y de
No fui solo, ni motu proprio, me invitó a unirme a la marcha en recuerdo de la lucha de los brigadistas internacionales mi buen amigo Carlos Hernández. Fue un sencillo acto por aquellos que lucharon en España y en esta tierra dejaron su vida, también por los supervivientes y por todos aquellos que hoy siguen pensando que todavía es posible ser libre y no tener que vivir explotados ni explotando a otros y los recursos de una tierra cada vez más hastiada de nuestros despropósitos.
No somos libres, ni siquiera los ciudadanos del mundo occidental y demócrata en el que estamos situados, y no lo somos porque estamos encadenados a nuestra ingrata y ambiciosa manera de vivir, no lo somos porque nos han educado para no serlo, porque no somos quienes decidimos sobre nuestras propias vidas, porque nos determina el estado de cosas en el que nos vemos envueltos y que disfrazamos para no tener que enfrentarnos a ellas; somos extranjeros de nosotros mismos, ingenuos y manipulados pero satisfechos con nuestro proceder. Encadenados a nuestro bienestar y sujetos conscientemente a nuestra socialización del lujo y los deshechos.
Iba a interpretar, invitado por la organización, una marcha fúnebre al final del acto y de las palabras de los oradores; pero no lo hice, interpreté acompañado por el rabel, el poema de Rafael Alberti a los voluntarios de las Brigadas Internacionales. Habla de muerte y de guerra, de batallas que se pierden, pero también habla de un mundo sin fronteras, de un mundo en el que todos seamos hombres y mujeres libres, que unos no lo tengan todo y otros tan poco, de la necesidad de no reconocer los muros que nos contienen, sino de esa otra que nos impele a saltarlos y a decir basta.
Para mí fue emocionante poder volver a cantar este poema de Alberti, ayer sobre la marcha lo adapté al rabel. Quizá hubiera en el monumento a los brigadistas doscientas personas venidas de varios países sólo para este acto, irlandeses de Dungannon, de donde era el poeta Charles Donelly, fallecido en la batalla; alemanes, ingleses, estadounidenses, algún francés, los que más vinieron fueron los irlandeses.
A estas alturas de mi vida, no creo en izquierdas o derechas, ni en banderas que sólo sirven para envolver ataúdes, ni en ideologías más o menos utópicas, soy un pesimista recalcitrante con respecto al futuro de la humanidad.
Mas, aun así, aquí dejo mi canto a la vida y a la libertad.
Quizá algún día, se borren las fronteras de los mapas,
Tal vez no haya que huir y refugiarse de las bombas,
Puede que la ventura nos permita llamarnos de verdad hermanos,
Acaso los inviernos dejen de ser la noche sin refugio para los desamparados,
Quién sabe si alguna noche, el dolor de las fatigas, les haga perder el sueño a quienes deciden sobre la vida y la muerte de miles de personas cada día. A los traficantes obtusos y su sed de sangre y petróleo sobre vísceras desparramadas, a los integristas del alma y las divisas, a los cuervos del erial y la tierra quemada, a los envenenadores de los ríos y los mares.
Mañana será y habrá un mañana que descorra cortinas de ignorancia y nos traiga, aunque no podamos verlo, un mundo sin moscas en las comisuras de los labios hambrientos de los niños.
Salud.
El plano de la batalla está tomado de esta página.
Comentarios
En el campo buscando metralla del pasado, como otros buscan fósiles o flores.
Muy emocionante tu escritura.
Entiendo tu pesimismo; cada día más.
Un saludo
Amparo
(Anónimo tampoco estaría mal llamarme; cada vez puedo hacer menos cosas desde la coctelera)
mucha libertad y pocas probabilidades de caer en una guerra tan estúpida como aquella.
Yo me libré de ella por poco pero no de muchas de sus consecuencias.
Confiemos en que de aquello sólo quede la convicción profunda de la inutilidad de las guerras.
Un abrazo (¿No te has grabado cantando a Alberti?).
Besos.
Claro que hemos ganado amigo, pero a costa de cuanto sufrimiento, nada ha sido gratis; pero nuestro bienestar se sustenta en muchos males y acrificios, propios y ajenos.No lo tengo grabado, por allí estuvo la BBC, ellos si que me grabaron, acompañando a los irlandeses. Algo grabaré aquí en casa.
María Manuela: No sabes cuantas lágrimas; pero a la vez la sensación de saber que ese horror debe borrarse de la faz de la tierra; no sólo que no vuelva a ocurrir entre nosotros, sino que alguna vez no sea la guerra una opción diplomática.
Un fuerte abrazo.