Cuervos de París:
Me gustan del cuervo sus plumas sombrías,
sus roncos graznidos y su desparpajo,
y esa petulancia de loco a destajo,
orillas del Sena, las mañanas frías.
Ese entrometido con voz de estropajo
como un “robespierre” en la guillotina,
héroe resistente de tierra angevina
que saca partido a cualquier comistrajo.
Me gustan los cuervos, son gente muy fina,
crápulas ruidosos que huyen de los lunes,
tipos de comedia del amado Funes
en la bella casa suelta y libertina.
Con sus melodías de negros betunes,
laudes cortesanos en Nuestra Señora
que al gran Carlomagno sirven por ahora,
Cabal diplomacia los supone inmunes.
Me gustan los cuervos que al llegar su hora
al bistrot se acercan a por sus viandas
y allí te requieren si en algo les mandas.
A medias se ríe y a pachas se llora.
Me gustan los cuervos, vitriólicos randas,
que embaucan turistas en la torre Eiffel
con cierta tristeza, siempre en su papel
de superviviente, y vuelta a las andas.
Existencialista que a sí propio es fiel,
docto buscavidas que va a la Sorbona
a picar la mano a la vieja matrona,
y en el mapa deja la pluma y la piel.
la fotografía se la pedí prestada a:
http://primercraken.blogspot.com/
de superviviente, y vuelta a las andas.
Existencialista que a sí propio es fiel,
docto buscavidas que va a la Sorbona
a picar la mano a la vieja matrona,
y en el mapa deja la pluma y la piel.
la fotografía se la pedí prestada a:
http://primercraken.blogspot.com/
Comentarios
Uj, qué escalofrío.
El escalofrío nos da al enfrentarnos a las realidades.
Besos amigables.
Aunque, sí, puede que con estos el viaje sea más espectacular y misterioso.
Never more.
Un abrazo