Otro soneto en una tarde gris entusiasta.
Evoco mis tardes en tono pastel
con cierta desgana de muñeca loca
creyente de un mundo en que todo se toca
y se legitima del rosa al papel.
Es un ejercicio que eriza la piel
desnuda en el aire al tiempo que invoca
una letanía en su arpa de boca:
El precio que paga por el carrusel.
Prefiero las tardes de gris entusiasta
sin más apariencias que me contrarresten
en tapetes verdes de punto y canasta.
Espero así mismo de quienes me presten
sus tardes vacíen su fe iconoclasta
de titiriteros y no se molesten.
Comentarios
Y besos
Saludos.
Gracias por compartir un rayito de esa tarde Virgi.
Para ser titiritero hay que tenerla y vaciarla es lo que cada uno esperamos en cada ocasión que se nos presenta, no olvides que yo aoy un titiritero. Tengo ganas de acercarme a Bilbao, pero todo depende de mis compromisos de titiritero y romancista.
Gracies Carmen, Virgi i Miquel.