Hilandera dormida.
La hilandera dormida. 1853.
Museo Fabre, Montpellier.
A Irene Filandera, Gema García Gutierrez, Sandra la Misma y Eva Sinmás.
No termina el día y el duro trabajo
te obliga cansada a tal somnolencia
que te agita grave la dulce conciencia
sin que te permita un instante el relajo.
Una cabezada que se da a destajo
entre la vigilia y la transparencia
que anida el abismo de la incongruencia
de montaña arriba y cielos abajo.
De tan peregrina tu labor callada
rayo doloroso que todo conmueve
en la rueca amiga que atrapa y agrada.
Te lastima el hilo centella de nieve
chispa de la urdimbre clara de la hilada
que teje sus mundos en un sueño breve.
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