Urbanitas.
Maricracia se casó con Florentino Pazguato, los dos sin ningún recato a nada dicen que no, la madre que los parió si saldrían puñeteros, devoradores y fieros. -¿¡Dibujan su piel con mapas!? -Y se sujetan con grapas los párpados lisonjeros. Me gusta la purpurina tanto como el azabache y el rojo de un cielo apache de Gran Vía a Concha Espina, la pared es la oficina del rabioso mensajero, neo-orate callejero, garrapata de ciudad consciente de la maldad que esconden sus agujeros. Urbanítica babel, palimpsesto que a hurtadillas saca de nuestras costillas las tarjetas de su hiel, en el asfalto su miel predica daños a escote, su risa bajo el bigote eléctrico nos desvía y la odio, pero es mía aunque me pela el cogote.