El rey Fernando el Católico al final de su vida.

Buen rey el invierno habita en tus plateadas sienes del mal pago de tus años y la amargura insistente. En tu poder y ambiciones Un dolor que te contiene en los hierros de esta vida corroídos que te duelen. Suspiras por un varón, de tu estirpe, que renueve la gloria de tus ancestros que es la sangre de mil reyes. Mas ya es tu tiempo pasado y en las fuerzas que enflaquecen no ruge el fiero león que arañó y forjó tu suerte. Tomaste joven consorte flor nueva de un campo alegre que ya no puedes gozar, brindas hiel y no placeres, contemplas en mala hora que no hay calor en la nieve. En las manos de la alquimia de nigrománticos seres confías y te traspasan sus pócimas y julepes que arrebatan tu salud tu razón y tus mercedes. Oscuros encantamientos señuelos falsos, crueles, que tornen en juventud los muchos años que tienes. II En tu conciencia combaten razón y desequilibrio,...