romance extraño
Aquí estoy otra vez prorrogando palabras, raspaduras de amargo limón, golondrinas, que te digan que puedes hacer que te guíen. Y no encuentro, ni vienen, ni alcanzo: es mentira. No conozco, ni entiendo, ni pienso que hallen el remedio en mis tristes canciones marinas. No consuelan, ni ayudan, ni marcan un rumbo Si dijera que sí, que mis labios sin risa han de dar las respuestas que sepan guiarte, astrolabios exactos, en mil travesías, me estaría engañando, a mí mismo, contigo. Yo no quiero enfrentar, a las nubes, mi esgrima al vacío ilegal de la rosa de hiel, incapaz, solitaria; A pesar de que soy post moderno eremita, aburrido de ser un extraño en camino, avistando de cerca el dolor de la vida, más curioso que un gato en la negra baranda, entusiasta de causas humanas prohibidas a la espera de oscuras esfinges de hierro; y de nuevo me asaltan los viejos estigmas: el afán de los pobres y mi ciega prosa, alegato en las hojas que todo codician,...