A un amigo que se va.
Adiós. Despedirse, alojar las palabras en el arcón genético de la memoria.
Te apetece la vulnerabilidad de los senderos plagados de caras y almas amables y odiosas.
Incurres siempre en el error de confundir las cordilleras con el pliegue de las túnicas sacerdotales de uno y otro signo.
Escupes el tiempo a bocanadas sabiendo que te falta el aire y que el tiempo no ha de concederte ni un solo segundo más del que te asignó.
Por eso te adelantas al discurrir de los efectos y no cotizas en los mercados del chalaneo hipócrita.
Sopesas una y otra vez la realidad y la entiendes tan bien que dudas de sus posibilidades.
Ningún día reamanece por iguales que sean unos y otros. Así que queriendo buscar su significado extravías tu propia existencia reafirmándote en ella.
Y sin embargo lo externo es tan banal, tan insufrible, que reconduces cada uno de los significantes a una vía muerta pero conocida.
A pesar de todo tan sólo sentir te alivia.
Si lo absoluto es lo único que no puedes afirmar o negar, te queda el olor a sal y las noches en los ojos de las luciérnagas.
Y en cada paso y en cada duda seguirás siendo sabio.
Memoria genética en el arcón de las palabras. Alojas despedidas: Adiós.
Te apetece la vulnerabilidad de los senderos plagados de caras y almas amables y odiosas.
Incurres siempre en el error de confundir las cordilleras con el pliegue de las túnicas sacerdotales de uno y otro signo.
Escupes el tiempo a bocanadas sabiendo que te falta el aire y que el tiempo no ha de concederte ni un solo segundo más del que te asignó.
Por eso te adelantas al discurrir de los efectos y no cotizas en los mercados del chalaneo hipócrita.
Sopesas una y otra vez la realidad y la entiendes tan bien que dudas de sus posibilidades.
Ningún día reamanece por iguales que sean unos y otros. Así que queriendo buscar su significado extravías tu propia existencia reafirmándote en ella.
Y sin embargo lo externo es tan banal, tan insufrible, que reconduces cada uno de los significantes a una vía muerta pero conocida.
A pesar de todo tan sólo sentir te alivia.
Si lo absoluto es lo único que no puedes afirmar o negar, te queda el olor a sal y las noches en los ojos de las luciérnagas.
Y en cada paso y en cada duda seguirás siendo sabio.
Memoria genética en el arcón de las palabras. Alojas despedidas: Adiós.
Comentarios
Cuando un amigo se va las palabras sobran. La vida queda guardada en algún rincón del alma y los recuerdos podrán habitar "la memoria genética en el arcón de las palabras..."
Saludos fraternos
Stella
Abrazos...
Perlita,siento lo de tu amiga, un beso para tí
Un abrazote
Merce
Siento mucho tu pérdida Perlita, cuando a quienes queremos fallecen nos dejan desconsolados, y lo único que nos queda es su recuerdo que a veces nos pone tan tristes que se nos anudan las cuerdas vocales y el entendimiento.
Ya lo dice el refrán mientras estemos vivos podremos comer y beber y hasta gozar de otros placers e incluso trabajar.
Muchas gracias.
Ya sé de quién se trata, es de Ybris, ¿verdad?
Hay que convencerle para que siga visitándonos; éste podría ser uno de esos estupendos lugares donde coincidir
Ybris: si lo has leído...dinos alguito, ¿vale?
Abrazos
Merce
Se te estima en esta casa.
Y total qué más da.
enrique
“A pesar de todo tan sólo sentir te alivia”
Leerte reconforta, Enrique.
Una vez más mi admiración. Eres muy grande, poeta.