Nos vemos por ahí.
Supuse que mi alma en venta tendría ningún valor y comprobé craso error que por salirme la cuenta tan solo un euro cincuenta pude sacar por su peso, con ella hice un caldo espeso que amalgamara razones y entre estas y otras cuesrtiones volví a hacer hilo en el hueso. Adiós que esto se termina que ya no tengo más ganas de santos ni de peanas, ni de oler a parafina enclaustrado en lo que opina quien por gusto se encadena a una fingida condena de sortilegios y sombras de ácaros en las alfombras y brujas de luna llena. Voy, vengo, y me llamo andanas, triquiñuelista en refranes, satíricos ganapanes que en una orquesta de ranas entre ceres y dianas se disipan tierra adentro, en nada y nadie me encuentro ni participo en coloquios sino en absurdos cronopios de las márgenes al centro. Nos veremos por ahí, o no, que no importa, acaso, en el filo del fracaso se instala siempre por mí la imagen y es baladí una pretensión distinta e igual me da cuando pin...