El grillo y el labrador.


Marchaba un labrador
al lar y en su camino
escucha por azares
o por que el viento quiso,
al paso de su sombra,
la voz, crí-crí, de un grillo.
¡Atiende atolondrado!
¡Me pisas! ¡¿no me has visto?!
El bueno del labriego
responde a voz en grito
¿Cómo habría de verte?
Disculpa, eres muy chico.
En las pequeñas cosas
y en los detalles nimios
el genio a grandes rasgos
se queda inadvertido.
ESR2014.

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