Añil y Cal. A Adolfo Morales.
De añil y cal pintadas tus paredes
Y el alma del color de los olivos.
La vista en el afán que, urge a los vivos,
contiguo a la ficción tiende sus redes.
Imágenes de un mundo, en tus archivos,
teñido de lamentos y cadencias
de un rojo carmesí sin reverencias
y amable comprensión por los furtivos.
No esperes la razón sin estridencias
que es poco conveniente lo inmediato,
no digo pernicioso ni aun ingrato,
lo típico: un tendal de inconveniencias.
No hay nada como ser un cincinato
y arar por propia mano los terrones
cuidando no te tienten las pasiones
que ciegan y te obligan por contrato.
Invoquen complacientes religiones
fanáticos pagados por si mismos.
Tú eliges componerte en silogismos
por si hallas la verdad en ecuaciones.
Comentarios
Le gustará que le dediques este magnífico poema.
Abrazos.
Adolfo; es un retrato en instamatic y si lo mereces sí. Todos somos merecedores de todo lo que nos pueda brindar la vida.
Salud compañeros.
Enrique anónimo.
Dígame, juglar, ¿algún libro suyo que yo pueda buscar en la librería?
En algún sitio te he leído que éste no está publicado...
Un abrazo!
Así que tendrás que conformarte con leerme en este espacio, yo con esto me doy por satisfecho, hasta hace unos años escribía en servilletas que directamente iban a la basura, todavía tengo esa costumbre, la de escribir versos en los manteles y servilletas de papel de los bares, luego cuando recogen las mesas van donde deben ir, al olvido.
muchas gracias por tus amables palabras.