Otro adiós.
En cada intercambio cosecho un fracaso,
una bancarrota y me desmorono
como cae la bolsa, fácil, sin encono,
tan indiferente me asigno un traspaso.
Rematadas eras para un garcilaso,
hoy son las hazañas gestas de interfono,
proezas bancarias, y yo, no me abono,
sigo con mis galas de clown, de payaso.
Un tonto solemne se aúpa en la escala,
seduce a Artemisa el fatuo Polonio,
urbaniza el bosque la acrítica pala.
Yo que busco el oro del rey Argantonio,
tuerto de dos ojos a la funerala,
soy, considerado, un archidemonio.
Comentarios
A Garcilaso lo deportaron a una isla del Danubio como ya lo habían hecho con Ovidio a las costas del mar Negro.
Aúpense los tontos a la altura que quieran, seduzcan los fatuos a quienes se dejen, urbanicen lo que quieran los dueños de las palas.
El oro que buscamos los archidemonios es más valioso porque sólo está al alcance de los libres, de los contumaces y de los incorregibles.
De vez en cuando nos lo contamos en serio y en broma y la vida parece sonreirnos complacida cuando nos damos cuenta de que subsistimos.
Un abrazo desde otra bancarrota.
Abrazotes
Merce
¿Cómo desvivirse en frágil bancarrota
si el ingenio de la vida no ahorra cinco hebras?
¡Fiascos diminutos se trepan en tristes hiedras
empecinado y voraz revocando su derrota!
“El oro que buscamos los archidemonios es más valioso porque sólo está al alcance de los libres, de los contumaces y de los incorregibles”.
Me saco el sombrero ante el ingenioso Sr. Enrique, y me quedo sin cabeza ante el iluminado comentario del Sr. Ybris.
Saludos cordiales para los dos.
¡qué gozada!
:)
Un abrazo
saludos y resistir, siempre