Barquilla pescadora.
Irradia el viejo mar óxido amargo
de lunas y limones verde y oro,
divisas de una isla del tesoro
que llevan a las almas al embargo.
Resiste sus embates por encargo
y tiene de metal sede y decoro,
abiertos en la piel por cada poro
que el aire y el dolor visten de largo.
Barquilla de madera que varada
no sale ya a esta mar que hiere al día
y está sola en la orilla enajenada.
No hay faro que dé luz y melodía
las noches de tormenta y marejada
con riesgo y en su haz sirva de guía.
Enrique Sabaté.
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