Filamento en espinelas

Con espíritu incendiario
con estas letras reingreso
en el Mundo y su progreso.
Bribón de lo innecesario
voy desgranando un rosario
de retóricas cuestiones.
No me mueven ambiciones
ni ganas de trascender.
Tan sólo el anochecer
conoce mis intenciones.
Contéstenme si es que quieren
al enigma que planteo.
¿Existe lo que no veo?
Hagan allí donde fueren
lo que a los nativos vieren.
Me vino bien el refrán.
Ya saben, soy un charrán,
veraz e indomable pillo,
fragua, tas, yunque y martillo,
ungido de ganapán.
Prosigo en el laberinto
obstinado de mi encierro,
-gato, ratón, rata y perro-
animal, no muy distinto,
quizá sí, más variopinto.
Alambre que en movimiento
vivifica el esperpento,
es frenesí y desvarío,
queda el arranque de brío
sobre un muro de cemento.
Juntapalabras de oficio,
ecléctico trovador
de un anisado licor
que trueca arbitraje y juicio,
huraño como fenicio
en cartaginesas ruinas,
raspa de pez sin espinas,
descreído mago y brujo
que en aguardiente de orujo
por brasas de sol caminas.
Azul, verde, rojo, gris,
ocre, añil, rosa, marrón,
enojosa aberración.
Simbólica flor de lis
con un cardo en vis a vis.
Tu vista es la que te engaña.
¿Es de color la cizaña?
No es la red la que te atrapa
es tu mente que se empapa
en esta tela de araña.
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Salud.