Por el palo de las carencias.

Una luz postiza recorre las tardes
en el vidrio verde de tus pocos daños,
quisiera asomarse pero se antepone
el recogimiento, místico y absurdo,
de la extraordinaria psicosis vacía
de todo elemento ridículo y breve.
Resuelve el momento su intensa cadencia
en los eslabones que nunca prolongan
sino las licencias que no se merecen.
A partir de ahora desembarazada
de lo conveniente por lo imaginado
en viejas labores que al partir terminan
con la inteligencia de quien no comprende
ni queda avisado por ser pillo suelto
sin otra memoria que un muelle teñido
bajo nueve palmos de tierra batida
para regocijo de viejos viajeros.
Será lo que quede de lo que fue origen
de una desbandada que no será ausencia.

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