La voz y el diálogo.

Portada de los sonetos de las voces póstumas, de Pedro Atienza los sonetos, de Andrés Alcántara el dibujo; y de Carlos Chacon Espinosa la amistad común.
Conversación de Pedro y Andrés a costa de lo que el escultor representa con sus trazos y lo que el poeta veía. Testigo Carlos Chacón, Padre, aunque no estoy seguro si en persona o sólo en espíritu.
A los buenos artistas. Pedro, Andrés, Carlos.
Hay días que el dolor es homicida,
en otros la alegría te trasciende,
los menos hay un mundo que te entiende,
los más los que se pierde la partida.
Jornadas de sentencia aún no cumplida,
mercados donde un judas te mal vende
a plazos; y ocasión que alguien defiende
tu obra, tu amistad, también tu vida.
Amigos -que no sobran- de los buenos,
a ellos la injusticia los provoca
y al quite están en todos los terrenos.
También hay quien te juzga y se equivoca
nombrándote canalla o macareno
en habla por hablar: que tienen boca.
Preciso es el concepto compañero,
la línea que lo exacto determina,
estricta geometría que examina
y da forma el espacio alfaharero.
Caronte ¿ese quién es? de Hades barquero
que cobra una moneda por rutina;
y al lance en una honda chicuelina:
“usté” es el escultor yo soy torero.
Eso son los pitones de un miura:
chica leña que tienen, buena casta,
les sale como fuego la bravura.
Cualquiera de los dos mal se las gasta
y en ellos descompone la figura
el genio más garboso y entusiasta.
Templadas las muletas con la Luna,
testigo fue Chacón de esta faena
en lidia al alimón con la fortuna;
Cervantes y Alcalá: plaza y arena.
Enrique Sabaté.

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