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Mostrando entradas de noviembre, 2009

Disparates a la veintiuna.

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La búsqueda de un éxito, presunto, en cárcavas humanas y en taludes que inclinan al exceso en las virtudes perfectas y su envite es el asunto. Aclaro que es el juego a más de un punto, dispones al azar tus aptitudes. Total, es la afición de multitudes. La broma es terminar de archivo adjunto. No hay hilo en el hilván, cabo ni cuerda, la hebra es una apuesta al par parejo, sin as ni comodín, reyes o reinas. El mazo está cortado a mano izquierda, compite este soneto a impar bermejo. ¡No juegas a este rol que te despeinas!

Un rato de insomnio,

Anduvimos por acuarios, vidrieras, lagos, cristales, somos dos viejos corales en un mar de relicarios; un duo de solitarios en el mismo petrolero. ¡Tú me quieres, yo te quiero! contamos estrellas juntos, tenemos nuestros asuntos y respuestas que no espero. Eres una madrugada y una lenta percepción, un místico diapasón con la mágica tonada, la encantadora balada y la cruda realidad; el mapa de la ciudad con los puntos cardinales y su prisa de hospitales: una mujer de verdad. Está bien ver lejanías, hipotéticos nirvanas, jaujas y magas morganas, que la bruma de las rías envuelve hechizados días, y el cabello de la aurora afina trazos y dora el terruño y la floresta; ya que Cupido me presta le haré el honor en tal hora. No hay deudas ni pagarés, ni préstamos o alquileres, hay prendidos alfileres que es mucho más ya lo ves; sabes ya qué es lo que es, ágil perfil de serrucho, en ese vaivén que escucho con la impresión de leyenda ¿Dije que eras estupenda? ¡Mucho, mucho, mucho, mucho!