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Urbanitas.

Maricracia se casó con Florentino Pazguato, los dos sin ningún recato a nada dicen que no, la madre que los parió si saldrían puñeteros, devoradores y  fieros. -¿¡Dibujan su piel con mapas!? -Y se sujetan con grapas los párpados lisonjeros. Me gusta la purpurina tanto como el azabache y el rojo de un cielo apache de Gran Vía a Concha Espina, la pared es la oficina del rabioso mensajero, neo-orate callejero, garrapata de ciudad consciente de la maldad que esconden sus agujeros. Urbanítica babel, palimpsesto que a hurtadillas saca de nuestras costillas las tarjetas de su hiel, en el asfalto su miel predica daños a escote, su risa bajo el bigote eléctrico nos desvía y la odio, pero es mía aunque me pela el cogote.

Construcción dubitativa.

La vista sobre el tapete de los pasos inconclusos al huerto de los ilusos, y el acaso se entremete soplandole al cubilete: un ful de reinas y jotas con las zapatillas rotas danzando un viejo claqué; es la respuesta al porqué de las preguntas idiotas. Incline una línea recta sobre un plano helicoidal, trace luego en vertical sus vectores en abyecta transición, así proyecta en designadas parcelas, infinitas paralelas que no aciertan a acercarse con tendencia a equivocarse si construyen pasarelas.

Retórica inconsecuente

Sin decir esto ni nada, ni comprometer activos cuando en tiempos recesivos la luz se deja apagada. Con esa lengua afilada que no afirma, que no niega, que al engaño nos la juega, si te danzan las serpientes exclamas que mucho sientes ser un mandarín de pega. Habrase visto impaciencia, andar rastreando estrellas en hojas de te, sin huellas, sólo por las apariencias de modelos sin conciencia de ser figuras de cera que se funden en la esfera cósmica de las distancias agresivas, en su estancia infinita sin espera. Más y más y menos  menos, mucho y poco sin medida, todo y nada, repetida cada acción nos deja llenos de algunos dad y otros denos, bastantes ninguno fía según lo que pretendía el total de la reunión que derive la cuestión sobre lo que quién querría.

Una nueva entrada. Con mis mejores deseos. Feliz Navidad, Feliz Vida.

Una nueva entrada por una salida, cuatro o cinco botes por siete zapatos con las suelas rotas y tus garabatos, diez piedras redondas por media medida de lluvia de estrellas en tu bienvenida. Yo tan sólo traigo turrón de guirlache, ocho o nueve jotas, la ele y la hache, El Sol en segunda y en prima la Luna una nana en ronda, esta es mi fortuna. Trueco con vosotros estos cachivaches.

Yo también soy gris. No poeta.

Legión de poetas grises tras una palabra hermosa, y la musa, perezosa, en un concurso de misses. Si la encuentras. ¡Qué me avises! ¿Dónde la rima encantada? ¿Orfeo y su bien amada? No encuentro su lira en mí, dicen que está por ahí pero yo no he visto nada.

Servidumbre de paso.

Nada más para decirte que las calles fermentaron sus orgasmos de cerveza barata, y en sus aullidos impertinentes y faltos de futuro nos hirieron. Tanto cartón es molesto desafía a la mirada, de ciudadanos prosaicos, este paisaje de grifos desvalidos, y feroces fracasos desalentados. Envuelta su pringue en tela de pobreza y basurero no importan ni aun así mismos, y son cada día más, ejército de patriotas del hambre y de los andrajos. Exequias de la virtud de una penuria aseada, insumisa y conveniente. Sienta al pudiente a un menú de remiendos aliñados con vinagre de rapiña. ¿Qué más quieres que te cuente? La espera sin perspectiva en paisajes de ignorancia y un vacío ultramontano en la piel, sobre la arteria del chisme y el desacuerdo. Los espectros conocidos, libérrimos de indigencia, de vino canalla y malo, vendimiado en chapopote de abominables enredos en una industria obstinada. Residentes discorda

Adiós Enrique Morente.

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Llora su pena Granada, viste luto el Albaicín, su voz de llanto y serrín se hiela y canta a la nada de su dolor, coagulada como un cristal, de repente, sin aviso, contundente. Destila un triste licor amargo de sinsabor. ¡Adiós Enrique Morente! 

De seres civilizados.

Pienso en un sol de justicia bajo la nieve de invierno pero en Agosto que infierno arde, Plutón. En mi ardicia, hielo de enero es codicia. El parte meteorólogico, en mi árbol genealógico, fue más bien resignación, hoy es toda una cuestión de estado. ¿Resulta lógico?

Perpeljidad arácnida. Décima blanca.

Una araña en el bolsillo revisa mis martingalas, teje -absurda jerigonza- un tapiz que se pixela y me tiene entretenido, su caótico lenguaje críptico, su recurrencia al absoluto sin límite escapa a mi comprensión y no disipa mis nubes.

Desde el tren.

En el tren de cercanías un desfile intermitente: el hervidero de gente en el trajín de los días; un sinfín de melodías en el hilo musical. Pasan las horas tal cual de la mañana y su prisa, desencajada sonrisa, balasto, acero y cristal. El anuncio digital y el paisaje que se ofrece al par que un sol amanece. Escombro, campo y metal, un polígono industrial, carreteras dibujadas, glorietas entrelazadas, vestigios de labrantío, ceniza y derrubio el río, naturalezas ajadas. Dialécticas parrafadas al límite de la cerca apoderándose terca de las tierras, asediadas por las obras, anegadas. Sigue su camino el tren en abúlico vaivén ajeno a la suciedad; detritus de la ciudad que empapan el terraplén. En los cristales se ven unos ojos asombrados que observan despedazados despojos de alguien, de quién jinete de un mal sin bien, hoy es sólo pura ruina, cadavérica rutina sin otro triste destino que quedarse en el

Sueños y senderos.

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 Escribiré un pliego viejo respetando la verdad , dicho con normalidad, bien relatado….no sé. Experiencias que pasé Ajeno a la realidad. No le pediré a los cielos, será vana mi expresión, hablo con resolución y con el ánimo abierto, y nadie dude, que es cierto, el compás de mi canción. No debo pedirle a Apolo aunque es dios de la poesía. No quiero que mi osadía sea malinterpretada, es más dura la jornada sin alguna compañía. Mas me es difícil creer en providencias divinas. Atendiendo a las inquinas en que anda la humanidad, imagen de la maldad, cuando se muestra mezquina. En todas partes del mundo vi hijos de la pobreza, viviendo de su destreza de mendigar y del robo; la sociedad, como a un lobo, pone precio a su cabeza. Gentes de toda calaña conocí yo en mis viajes. Hubo grandes personajes, y entre todas las raleas, encontré cosas muy feas, volví con poco equipaje. Entré presto en las chabolas, allí de forma muy digna, ajeno al pap

Estratégica indiferencia.

Un rostro tan esquivo como inerte aloja en su intuición  leyes informes, patíbulos de miedo y uniformes modernos y marcados por la muerte. La sangre del más debil siempre vierte del lado de quien se halla disconforme, quien quiere que se rompa o se reforme aquello que al humano ser pervierte. Después de la experiencia es acordado mirar hacia otra parte, si interesa, por la seguridad del que asentado se encuentra en su sillón y no se expresa en temas tan banales, que no es dado a tales digresiones en su mesa.

Sin pretenderlo, duele. A medias con Rosi Pérez Pastor. Amiga de Facebook.

Oye, yo nunca, nunca pretendí… - Tú nunca pretendes hacer daño, pero lo haces ...... - Lo siento........lo siento mucho.                                             Rosi Pérez Pastor. Perdona corazón mío, no es esto lo que quisiera pero te dije que afuera helaba y hacía frío, y tú te bajaste al río. ¡Chica que se acaba el año! es hielo el agua del caño y tú te pones a andar: te habías de resbalar y, claro, te hiciste daño.                            Yo.

Manipulados S.A.

El chín chín en cantilena, dicho en buena y alta voz con un aspecto feroz que espante a la vez que truena, proporcional y serena, con su verdad por delante, en el sitio y arrogante, templada con inocencia, es en sí la interferencia que nos atrapa. ¡Brillante!

¿Y ahora, qué?

-No insista. -Quisiera reclamar. - No hay negociado. -Disculpe pero yo... -Se ha equivocado. -Pero ustedes decían...  -Lo que querían   escuchar, no insista.

Discursos y soflamas.

Palabras altisonantes para discursos vacíos, arroyos mas nunca ríos, cabezudos no gigantes, ratones entre elefantes se instalan y se acomodan, engaños que nos enlodan en alternas ceremonias, no siendo si no colonias y tijeras que nos podan.

La humana comedia.

El título antes de escribir nada, sin tener una idea precisa de lo que voy a decir, saldrá bien o mal, pero seré honesto y salvo alguna correción lo subiré tal cual, no se puede decir que sea improvisado del todo, pero tampoco está nada decidido. Sólo el título que saco del comentario de Ybris. Daré principo a éste cuento esperando que me inspire la Musa si es que se encuentra cerca de mí. Así escribe: -Nace el hombre y éste Mundo según llega lo maldice es arrojado a su suerte que suele ser poca y triste. -Yerras en tu juicio. Loco. En este valle sonríe, es feliz, sigue sus pasos, encuentra el amor y vive. -Eres asaz optimista, tú todo lo ves posible. -Pueden alcanzarse a veces los sueños si se persiguen.

Un romance.

Raudo y vano acude el verso, como una vieja tormenta, bajo una luna enmarcada entre un halo de comedia y el gris de mi diccionario; quiere acontecer y expresa una raíz de lo humano, es tal su naturaleza. Lo perdido, por lo hallado, lo que va por lo que llega.

Décimas cañí-científicas

Escribo versos a miles, cada día diez docenas, fructíferos cual colmenas dan luz por "gigacandiles";* me hacen de correveidiles. Supondría una pasada si estos ripios en tacada -resmas de sílabas huecas- ¡fuesen ser! ¡algo! y no cluecas frases que no dicen nada. *Gigacandela:  Medida de intensidad luminosa. Measurement unit: gigacandela Full name: gigacandela Plural form: gigacandelas Symbol: Gcd Category type: luminous intensity Scale factor: 1000000000 SI unit: candela The SI base unit for luminous intensity is the candela. 1 candela is equal to 1.0E-9 gigacandela. Este cientifismo que me invade, unido al barbarismo cometido en el uso de la expresión de medida es de una desfachatez sin límites. Ni siquiera estaba seguro de que la unidad fuera esa, así que lo miré en el explorador y hete aquí que lo que me sonaba era luz incnandescentes. Lo que hace la ignorancia, que es osada hasta la implosión. Los datos los he copiado del bu

Décimas en los muros

Se resquebrajan los muros y las paredes se agrietan. Las conexiones sujetan -en sus archivos oscuros- equilibrios inseguros. Casilleros insensatos que en protocolos innatos conforman vastos tejidos, -tentadores y fingidos-, temple de humanos estratos. Vive en un veloz cometa en el vértigo violento helado de un febril viento -Iracundo anacoreta-. En una infantil rabieta modula sus politonos, reparte cubos y conos, cuadrados, rombos, trapecios, para los oídos necios, va ensordeciendo interfonos. Lobo feroz y cordero, sin Arcadia ni Parnaso arroja su aullido al raso como verdad de barquero. Apreciado compañero; dicen Cepión y Berganza: “no está tan clara la danza, desafinan el rabel y en su voz -ronco bajel- se destempla la esperanza”.

Séptima. Siete.

Dice el refrán que cuando un tonto toma un camino, este tiende a terminarse y el tonto a seguir. Eso me ocurre, aunque por suerte para mí éste queda limitado con una pared que impide ir a parte alguna. Aun cuando tampoco resulta cierto del todo, los caminos de algún modo siempre quedan abiertos al menos en un mínimo resquicio para que se marchen por allí las fobias y filias perennes. Todo va teniendo más posibilidades a medida que nos vamos acercando al desenlace. Si siguiera a Pitágoras, diría que cada número tiene una posibilidad y un destino cargados, un fin y un recorrido que para algunos puede ser múltiple y para otros nada complejo. Números y personas, sin que se confundan entre sí, pero esto es lo dificil, no confundirse. El siete es de eso números más cargados de simbolismo a lo largo del tiempo. Números. Circenses. Séptima y maravillosa en línea con lo sagrado. Es la bondad y el pecado,. El arco iris reposa en el siete, y la hermosa Cábala, y en el felino su

Octava. Ocho.

He dejado la métrica de la décima y he elegido la octava real de origen italiano, quizá la forma  antecesora del soneto. Hablando de ochos, no podía faltar El Chavo. Todo sea por pasar el rato. Octava, que en la escala musical sitúa cada nota en su sonido si aspira al infinito en vertical conforme al universo conocido. El ocho es un enigma sin final. De muy poco valor es un ochavo. La gran humanidad que adorna al Chavo.

Novena, nueve.

No sé la razón, pero  me acordé de las retahilas que tuvimos que recitar para aprendernos ríos y tablas de multiplicar. Las tablas de multiplicar por sí mismas constituían  un mantra matemático que automáticamente te transportaba a mundos de ensueño, cuando no directamente a dormirte en esas tardes de noviembre despúes de haber comido lentejas. "Que tienen mucho hierro" dice mamá, yo diría que es plomo por el sueño que daban. De tabla a cantinela, de ríos y otros accidentes geográficos patrios, de cuentos seriados. La hormiga tiene mucho que decir y algo menos la cigarra. A la cigarra se la escuchaba el verano y la hormiga...se la escucha menos pero es más persistente por gregaria. Al diez y al nueve no sé si le acompañarán el ocho y sucesivos. He empezado por el diez, para acabar en el cero, más que nada por no tener que escribir una décima al trece mil doscientos cuarenta y nueve. O al infinito, al infinito si que se le han escrito, hasta tratados completos de filosofía

Décima. Diez.

Una décima, porción con un abolengo serio. El diez resuelve el misterio -con su métrica razón-, pues estando en posesión del sistema  la medida completa está contenida en los dieces sucesivos. Científicos objetivos en la decena lucida.

Cerrado por desinterés.

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Lo siento, caballero, ya le digo que echaron el cerrojo, de repente, ¡total! lo mismo da, si no iba gente. No fue nunca muy chic y  -¡ale!-  el postigo. A ratos puro hielo, se notaba un áspero y vacío, flojo  ambiente, gracioso, algo vulgar, muy decadente. ¡Previsto su final! El bar cerraba. Cerveza de maíz, centeno y trigo Es todo tan banal por consecuente.

Conjuros.

Bruja del tren de la feria en la ciudad del pan duro, deja un recado en el muro, o una pócima muy seria que -en haz de antimateria- nos envuelva en avenencia de pucheros y de ciencia del fruto que en ti madura, llama que la noche oscura hechiza en condescendencia.

Libre

Si te querré golondrina... libre, hermosa y emigrante. sigue tu vuelo galante que arroyos lejanos trina. Si algún verso te destina en otro alero el camino. Moja tu poema en vino, en leche, en aceite, en besos, haz que se calen sus huesos ¡Ay, paloma en tu molino!

Continuación trilógica.

No acierta trama o respuesta en preguntas esenciales, incluso en casos triviales no es válida, si en su apuesta no contiene una propuesta. Laberíntico proceso, del que no se sale ileso, al derribar la pared que puede apagar la sed aunque no explique el suceso.

Dichos indecisos,

Un decir y un desdecirse, declinando lo antedicho, correspondiente al capricho de volver antes de irse: ¿dime si no es decidirse? Sin apelar al refrán de escalinata y chaflán: gentes de “digos” y diegos, alumbrados, bajo fuegos de plenilunio y san Juan.

Metamorfosis en interrogación.

Mientras la piel se me muda -ni víbora, ni escarola- subo al quicio de una ola -leve realidad picuda- en el seno de una duda. Metamórfico vaivén -onda en válvula y retén- provisto de pensamiento -metafórico instrumento- gusta un anhelado bien.

A los trashumantes que pasarán por Madrid el domingo, con respeto por su trabajo.

Hoy nos quedan trashumantes ganados por las cañadas, como en épocas pasadas, los pastores caminantes con sus perros vigilantes. Qué típico queda y tal, bucólico y virginal No se quede sólo en eso. Moderno es -vivir con seso- una vida natural.

Sonetín.

Como me ha gustado me tiro a por otro yo es que me despotro -lelo y alocado-. Con más de un bocado quiero esto y esotro y además algotro, ¿estoy desganado? Eso le decía el mulo a la mula mientras se aburría Calla y disimula acémila mía ¿¡te me pones chula!?

Los barrotes. A mi apreciado Ybris.

Voy a hacer un sonetillo a ver que tal se me da como es mi costumbre acá lo comienzo de corrillo. Empezaré el  otro ovillo, simple parece que va, lo voy terminando ya el cuarto ha sido sencillo. El terceto es otra cosa, algo más disparatado como flor de la mimosa. Sé bien que no voy errado en la forma, mas la losa es que ya se echó el candado.

Carcajada. A Enrique Gracia Trinidad y Juan José Romero-M. "Terly"

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Venguémonos de Tristia Compungida, riamos pues la risa es la batalla, que no puede perderse pues se halla, en lucha desigual comprometida. Unámonos a Dicha Decidida y sean nuestras armas la quincalla burlona y las bacantes la almofalla. La tropa del formal será rendida. Escribe una comedia -es algo serio- riéndote del Mundo y de ti mismo, embroma algún secreto, algún misterio. Espera Exagerada tu activismo, -utópico y procaz en gatuperio-, pasando de una vez de Pesimismo. Si queréis saber el porqué de este soneto seguid el enlace de estos dos amigos poetas. http://enriquegracia.blogspot.com/ http://extremeoencatalua.blogspot.com/2010/10/la-gran-boutique.html

Perdidos.

No siento haber perdido los sonetos, en libros se contienen a montones, mejores que los míos a millones. Escribo por no andar a dedos quietos. Mas deja que te cuente mis secretos: expongo salvedades e intuiciones que brotan como sangre a borbotones de fuego; y se rebelan indiscretos. No importa sino el tramo de la vía presente y el instante en que respiro, muy poco una futura auditoría. Adiós a las palabras que en su giro marcharon tras de ti de romería: hoy cuentan el recuerdo de un suspiro.

Décimas para no pensar.

No soy lo que represento si me presento en la nada; soy una carta lacrada, -mensajero e instrumento en un espacio violento que rasga, destruye y rompe-, niebla sucia que corrompe y ata corto con su prisa fatuos lobos sin sonrisa. Uno va pensando en nada mientras el Mundo se mueve. Hace la prueba del nueve en la expresiva mirada lúnatica, y liberada de conductas y obsesiones. No se admiten ambiciones, ni prisas como alimento vacío de sentimiento, recargado de razones. Un decimal artesano que escribe desde la inopia en la marejada impropia de sentirse escudo humano, -ilusorio ultramontano- deshilachado en madeja de lobo con piel de oveja; licánropo solitario que en moderno cuaternario sin más que decir se aleja.

Si. a Anna Rossell

Me ofreces, mujer, cadenas. Yo que soy hombre y esclavo del gozo y razón; y trabo entre mis brazos antenas de sol, y abro las arenas con el haz de los pulgares; Soy frágil alga en los mares. Entre el ozono gravito al límite. Queda escrito: Los eslabones por pares.

Estando la tarde de Otoño.

Estando la tarde triste sin vencejos, ni gaviotas, ni alborotos, ni pelotas de colores, ya no existe. Dijiste adiós y volviste tu extraña circunferencia. No es mi fuerte la paciencia, un fuego azul me consume, me distancia, y te resume en ruidos de indiferencia. ¿Cómo explicarnos entonces un pecado liberal? Sin ser inquisitorial. Fundidos en tales bronces confundirán nuestras onces sin que manquen sus despensas mal pretendidas ofensas tiranas a tu albedrío. Sé que es poco, más, tu brío mina es en sus defensas. Quizá, adoquín y ladrillo en hilera, como hormigas sorteando las ortigas. En tela de algodoncillo construyéndonos de autillo. Mientras seguimos mirando como el paso va dejando: rutinas, pactos y arreglos en tumulto, desarreglos. Y tú y yo de contrabando. Quise escribirte mi amor… Mis versos apresurados otra vez llegan cargados de rueca y devanador. Lanas de todo color Y silencios coautores, Cómplices, ex

Sin engaños.

Me paseo por la nada sin otra cosa que hacer que afanarme en revolver el crepúsculo y la albada en quimérica andanada de apariencias a babor. Un acorde en sol menor, coherente me zarandea, y , me agita en su volea melódica, y tricolor. Jornalero del romance que abraza a brazo partido en un prolongado aullido, cuando es fuera de su alcance el ensimismado trance de místicas reservadas a falanges elevadas de un superior coeficiente. Fantasmagórico puente que se disputa en pavadas. No se permite un respiro hasta que asoma el final: en sí mismo es su rival, tan frágil como un papiro en la mano de un triunviro, todo por no entretenerse en su disfraz,  componerse en deshacer artimañas y buscar en sus extrañas manías; y se malverse. Malos versos en verdad, en ripios que son legiones de esperpentos y pulgones, pésimos en calidad; de rabiosa actualidad tampoco, ni compromisos verificables, avisos ágrafos de vecindar

Comienzo.

No, es un modo de empezar. Quizá, como otro cualquiera. Un sí, bonita manera. Siempre, tendrás que acabar. Jamás, te vas a liar. Es posible, no me gusta. A menudo, me disgusta. Por fortuna, sólo un lance. Acaso es, sin alcance. Erase una vez, la justa. En mi gráfica aventura, de junta letras velado, soy clandestino encriptado conspirando una conjura que al pretender ser oscura sólo resulta inquietante; Por demás de extravagante que se conduce abocada, sin decir esto ni nada, a un engranaje chirriante. "Verdad es que no le pillo" dijo un día una colega; no diré que no me llega es que me hago el listillo. Yo pienso en mí, en mi castillo, más bien mesa de taberna, con una extrañeza eterna como muy trascendental, muy desgarrado, vital, ¡y se me duerme una pierna! Vaya ya pifié la rima ¡Que me he cargado el poema! Volqué la esencia del tema. Iba en retórica esgrima con las musas y mi prima -esta me intere

Un instante

Palustre, arroz y argamasa, laminillas redentoras así se pasan las horas, -limitadas, tan escasas-, para levantar la casa, el huerto y el limonero diciendo muchos te quiero mientras pasa el calendario que  tenaz, deja a diario unos cuantos no te quiero.

Monótono desinterés

Mi pobre y mocha carpeta con tanto polvo guardado -lo preciso con lo errado- sin el hilo que sujeta mi torpeza, que indiscreta abre al limbo sus secretos. Expirados los decretos, previsibles en ausencia, aflora en su divergencia con el mundo y sus sujetos. La exigua monotonía, Indisoluble rebaja, en el monto de la caja resta de su hipocresía la desnutrida alcancía, recipiente de fronteras que en espinosas quimeras concibe ruinas de afecto en este mundo perfecto al que le sobran barreras. Un irónico sentido de exactitud tendenciosa en arrebato reposa al límite del olvido, quizá lo que es perseguido no es plausible en su propuesta y en una furia indispuesta con viveza se desploma, tal que se olvida la broma por el interés que presta.

Establecido

Inhóspitos paisajes sobre un lodo de polvos que anteayer fueran laureles. Delirios extraídos en punteles auténticos de envidia y acomodo. Empeños de incapaz sabelotodo con una pretensión sin aranceles, sumido en este mundo de babeles haciendo omiso caso a Cuasimodo. Estático el valor significado que expresa la intuición en muchedumbre de ciencias y doctrinas al dictado, inmóvil por la fuerza y por costumbre -estética y retórica de estado- en una eternidad de mansedumbre.

Naderías de menú.

He guardado en los bolsillos un par de melancolías de las que vienen al pairo tras las ventanas vacías, batiburrillo de almenas taimadas de naderías, un cartapacio de auroras, cancioneros de aljamías en un reguero extrañado de apenadas biografías. Guardo y no sé bien porqué mis humanas boberías. Son sin son, son mis bolsillos: dos cribas con agujeros, crápulas y peruleros, noctívagos cual autillos piantes de caramillos. Mi fondo de armario es una fonda de pavés escudada en almidones. Más vacíos mis cajones y sin nada de interés. Un cartapacio temprano, madrugador e incompleto, a un vaivén plano sujeto apellidado fulano, sibilante y meridiano, en un embalse de asertos tan absolutos e inciertos que en una suma de picias va repartiendo caricias como quien lanza cubiertos.

Cátaros

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Murallas de Carcasona corazón del país cátaro, el estandarte y el lábaro, la gárgola y la corona, misticismos de gorgona; ...cruel espada, tiara terrorifica dispara, contra tu ser, su avaricia en oropel de impudicia: la vida que te matara. La noche de las auroras -el terreno enloquecido- va el aire dando un silbido por las piedras redentoras. Te descolocas y azoras ...ante tanta intolerancia que -a una rebelde fragancia en las gentes bondadosas- muerde y va trillando fosas por la historia, es su sustancia.

Regreso

Vine y voy con sed espesa de barbechos y baldíos, arenas y escalofríos en madrugadas turquesa, sin pistas, que la sorpresa llegue hasta mi habitación -tal cual, sin invitación- donde el amparo cautivo, de ser libre y estar vivo en galerna y sin timón.

Romance casi esperanzado.

Pájaro de plomo y nieve, en el laberinto amargo de tu inconsciencia absoluta, cosechas lo que has sembrado. En las alas del deseo olvidaste que el cercano vendaval de tu avaricia alumbraría un fracaso. Puedes, si es que tienes hambre, gruñir mas lo harás en vano, lamentarte en tu codicia de armónicos destemplados. Imaginaste elementos, incógnitos y lejanos, en un segundo de soles que te abrasan por extraño. Piensas acaso en las sombras que se ciernen a tu paso y al no encontrar la salida te atrapa tu desengaño. Ves tú proa navegar en una lluvia de llanto vertida en lúgubres noches, insomnes, de enamorado. ¿No están los cielos serenos, el sol no es brasa en verano, no está la razón primero que el hábito de afectado? No anidan –contrabandistas- en las palmas de tus manos las caricias intachables, sí fuego que cuece el barro. Sólo es el giro, que en ondas de intermitencia, inexacto, devuelve la misma imagen a juego con

Dramaturgo decimal, a mi amigo Sergio Barreiro.

Balsero del escenario. Doctor en totilimundis. Rapsoda de mapamundis. Son montuno -que en Brumario- interroga solidario con el calor de las venas, en tres actos sin escenas, por el injusto y portátil ayuno de caña y dátil en el hombre; y no de penas. “Cigüeñuelo” persistente por los claustros de Alcalá. Papalote que se va en una nube ascendente sobre un rizo que insurgente de formalidad escapa. Más prefiere arroz y papa con rizoma de camelia -sabroso de psicodelia- que venera de gualdrapa. Tragicómico voraz de textos de Fo y Esquilo viste al Henares de Nilo -Jeroglífico y rapaz-. Busca en sus versos la paz -"Sensu estricto"- cual Cyrano de Guanahatebey - ¡Mi hermano!- Avista el mar, y flotillas veleras en las Antillas, en sí mismo este cubano.

Cánon tributario

Puedes ser original en un chasquido ingenioso; el enredo caprichoso por un modismo casual o una locución vital en libertad pretendida, la tarea contenida en trabalenguados verbos de un coro, escuela de cuervos, que te da la bienvenida. El impávido esperpento interrumpe sin prejuicio la mecánica en su oficio de paralelo sustento, inocuo pero irredento, falaz para el enunciado en un concepto usurpado al giro de una saeta que en una hora completa se desenvuelve al dictado. El prefijo viene impuesto en un código de barras que no en fígaros y larras. Despacho de un presupuesto pasivo por descompuesto en trámites rutinarios. Gramaticales viarios en un esmero ruinoso, retraído y dadivoso, con los clientes diarios. Suma y sigue en tus bravatas alunado molinete tu pasión de matasiete baturrilla ideas baratas, ginebra con matarratas, en columna de opinión que un filósofo simplón conjetura en magnitudes a bulto de

Loco II

Monótona inyección de subterfugios, urdidos en la copa de la suerte, esperan a que el monstruo se despierte horrible en su depliegue de artilugios. No busques, no se encuentran los refugios a mano cuando tú quieres perderte, ni escondas tu maldad bajo el inerte escudo que procuran los efugios.* Convive con aquello que te incendia y asalta en el momento inesperado, mas cuida a los demás de tu amargura que solo a ti tu acción te vilipendia y empuja como a lobo acorralado, hiriente,  al corazón de la espesura. *efugio, difugio. Evasión. Huida.

Loco

Es todo lo que soy y no conviene, la sombra que me cruza de repente, invade mi razón y recrudece la estúpida verdad que me enloquece y acaba contagiando en imprudente desacato a la paz. Esto sucede.

Iluminación eventual

Pudo parecerme a mí lo que sólo fue un supuesto: desvarío manifiesto que quise ver y no vi ; será que no estuve allí donde pensé que estaría. Lo que cierto yo creía no eran si no ensoñaciones, trampas y alucinaciones, farsa, truco y fantasía. Se me figuró tal cual palpable, firme y completo como un velado secreto que se descubre a un rival El rollo con que al final se determina la trama la indisimulada llama, punto en la vela de cera en un pasado cualquiera, sobre el dosel de la cama. Me ofuscó la conjetura en la visión hipotética la servidumbre exegética que abarca la asignatura nepotismo y sinecura. Infiel la mente cotiza y embaucada se desliza, por el ordinario asunto de un pensamiento presunto, en decencia arrojadiza. Siempre es intangible un sueño en su irrealidad transversa, tensión que dicta y conversa, -partícipe y atroz condueño en círculos de diseño- por un vago y transitorio, recorrido admonitorio

Cultivos inestables.

La búsqueda, continua, de una nota quimérica en mi azud de melodías me aleja de las tristes banderías que explican el triunfo y la derrota. Esquiva, como alma de “garota”, recobra su deseo en los tranvías, en tintos con sifón y anatomías verídicas de sal y chirigota. El duende de la salsa y los palillos, la bruja vertical de la quebrada, en línea con mis torpes geniecillos. Cultivan inestables en la nada, manojos de afilados farolillos, veladas de función desafinada.

Situaciones periféricas

Botones de hielo abrochan mis trajes, unidos con hilo de la inconveniencia, van del entusiasmo de la disidencia al cómico estruendo en absurdos mensajes. Es frágil la boca cuando se silencia: rumia las estrofas, sin declinaciones, como Gargantúa devora ciclones, puños de metralla, y vomita ausencias. Fluye ka palabra en todas direcciones, inunda canales cosiendo estructuras, lógicos apuntes de afines locuras. Engrana proyectos y proposiciones. Alivia la pena, y sus mordeduras, cuando la inocencia juega a la ruleta y escupe guijarros la negra silueta, viciosa y mezquina, de las dictaduras. Refugio en consigna, indócil cometa, en los laberintos donde lo solemne se escuda en pavanas, por salir indemne de su idiosincrasia de hiel y escopeta.
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Estrecho es el camino profundo el sueño, el fin y su contrario.

Singladura indeterminada.

Coincido en los confines del vacío con gente como yo, que no se afilia a bandos contenidos, y se exilia en un introvertido escalofrío. Bogamos en excéntrico navío, orates compulsivos en vigilia. Un caos sideral nos reconcilia e impulsa en un complejo desafío. Conscientes de una grave intrascendencia, en un cosmos cercano e infinito, sumidos en un mar de independencia. El rumbo y la derrota, del proscrito, aproan el timón de la insurgencia al puerto en el que arriba lo inaudito.

Polvo somos

Apuestas por las causas impensables igual que un marinero tierra adentro asido al temporal y al desencuentro, amigo de sujetos reciclables. Opuesto a la orbital de respetables trileros del honor que, en su epicentro, se indignan pero salen a tu encuentro en un juego a las causa más probables. Prosigue el molinete de su rueda banal, de los sujetos a demora, sin otra devoción que su moneda. Llegado es el momento a exacta hora y no es sino serrín lo que al fin queda: ceniza de melón que no enamora.

Parisienne

Imagen
Camelia de París, capitalina, el aire que levanta tu mirada te eleva de este suelo, y admirada mi voz para cantarte desafina. Descubres cada mundo, diamantina, profunda, casquivana, sosegada, serás en el Olimpo abanderada de Apolo y sus misterios, eleusina. Envuelta en elegantes variedades de Marte a Montparnasse y Trocadero abonas de razón las libertades. Testigo jura el Sena, arrabalero: “Levantan sus pestañas tempestades”, mostrándose tu humilde mensajero. http://autourdelacoquetterie.blogspot.com/

Aprendiz de clown

El circo que en palabras ascendentes aleja la agonía de sus hambres en un viejo equilibrio sobre alambres, trasciende en sus discursos recurrentes. Jamás en su elocuencia de insurgentes el léxico emanase estos enjambres, dictados en retóricos estambres, escándalo de prójimos decentes. Glosario de alboroto y griterío me agitas por enredos y tarantos y al cabo siempre acepto el desafío. Sin duda soy payaso como tantos que alegran el tumulto en desvarío trocando en buen humor los desencantos.

Juego de adivinanzas

Llegaba al fin de mes del infinito Por eso le hemos visto tan contento. El cuerdo de la esquina es un portento en eso de colgar un sambenito. El aire está llegando a ceniciento Será de eso que niega el antipático, mirad que lo sustenta un catedrático, el tipo este es la bruja de este cuento. El listo que en su engaño desde un ático en pleno corazón de las finanzas es buitre prestamista de fianzas, hinchado como un globo aerostático. Jugamos en un rol de adivinanzas: yo apuesto por la sota de rufianes, no importa si tú tienes otros planes, da igual ella se toma confianzas. Vosotros que apeláis a los refranes pensáis que es más honrado y respetable mediar un cruel castigo al que es culpable que armar un mal soneto en albaranes.

Azote de tunos.

Huyan de la patria si es solar vetusto, jardín de mutuantes* y otros cañabaldos*, altar que veneran cristianos ronaldos, que encomia al chorizo y procesa al justo. Donde el más pirata vive de aguinaldos en un toma y daca propio en disimulos, mas cuando los trincan dicen que son bulos, ellos no cohechan son tan sólo heraldos. Triunfan los necios y los lameculos, el lujo arrastrado se las da de digno. Es verdad que tiene cada tiempo un signo, éste está colmado de fatuos garrulos. Si no te convencen serás del maligno. ¿Culpables? vosotros y jamás los nuestros, en hombros se aúpan los golfos más diestros, a su lado un áspid resulta benigno. Felsos* y biantes* dicen ser  maestros. ¿Ninguno despierta? marcha así el concilio, al que no le guste se vaya al exilio dando un soplamocos a tanto ambidiestro. El libro en el que me he inspirado  para componer los versos se intitula: Azote de tunos, holgazanes y vagabundos. Traducido del toscano por D

Borrador de sol y luna. A Miquel.

Medidas del universo en una sola jornada, un minuto cierra el Mundo, solas las horas abarcan. La ilusión muestra imprecisa, puntos, de incierta importancia, confusos, que se distinguen en la noche barbicana. El rocío de unos labios, venas que precipitaran, un vaho azul de misterios en la inocencia de escarcha. Sereno de soledades en precipicios de llamas tras los yermos y ateridos encierros en que se atrapan. El silencio es una esponja donde se destierra el agua sumergida en perezosos soliloquios de nostalgias. La voz que ya no se escucha desde el pasado se alza detenida entre tristezas pedigüeñas de esperanzas. Pregón de un abril distinto mascullado en las palabras que asoman una tras otra en un precinto de zarzas. El olvido es la quimera del tiempo que en añagazas vuelve una y otra vez sobre artificios de nada. El límite, no es extraño, busca la verdad exacta, mas no llega a parte alguna, es su fin

Fórmulas al azar

Postulada la teoría, en exactitud de mimbre, la trama oculta la urdimbre. Azarosa alegoría en mitos de astrología que acaso no considera tras la forma la manera, el residuo matemático de un mecanismo automático en la noche bullanguera. No es la reflexión precisa, sí la floja ambigüedad presumida en su verdad que al requerirse concisa nos acerca a la premisa que en un instante biloca la confusión que se enroca entre torres y caballos, relámpagos, truenos, rayos, desde el cerebro a la boca. Rodeos sobre el trasfondo de un extraño desconcierto que no arriba nunca a puerto ni explica el punto redondo; romance en el cante jondo de lunas enajenadas, confusas y torturadas, en un pasmo de poetas que en sus palabras inquietas perturban las madrugadas.

Disparates al sol

Para todos sale el Sol por tejados y azoteas, dietéticas chimeneas de un filántropo español que estuvo en Sebastopol cuando aquello de los zares, otro que andaba de bares filosofando tropiezos, querubines arrapiezos y una luna con lunares. Una salamandra artista también pasó por allí entonando para sí una canción elitista, la espídica concertista era reivindicativa, no por cauta o por altiva si acaso por solitaria por cabal y solidaria por divina y estar viva. Una docena de gatos cada cual más “maulla habiente”, todos de aspecto decente, mas nada engañan los datos dánselas de "liberatos" y arrastran entre sus uñas el premio de sus garduñas, eso sí con dignidad, son de casta y en verdad mas que alpaca son vicuña, Dirán: “muchos micifuces”; tantos como diecisiete docenas y hay quien mal mete y en los cuartos hace cruces y al saltar se da de bruces pues que en la liga europea es la suerte una pedrea

Será la estación

Gozosas y maniáticas esporas obstruyen mi nariz y mis pulmones, del árbol se adueñaron los pulgones y en caja de cartón hojas de moras. Tiempo en que en un descuido te enamoras, el cuerpo se te llena de erupciones y escribes dulces ripios y canciones a euterpes, didos, venus, clios, floras. Retoman la impaciencia y la quimera aquellos que hibernaron de sí mismos, arañan los maullidos tu tejado. El sol cotiza al alza en el mercado, fluctúan de bajón tus optimismos, ¿será que ya está aquí la primavera?.

Pasos sin objetivo.

No vengo de una tribu de profetas que auguren psicodélicos nirvanas ni soy el ruiseñor de las mañanas, ni el mozo que te lleva las maletas. Soy canto de metálicas cometas, ecléctico ratón que a las manzanas les dice: Majestades soberanas, quien fuera como vos, reinas discretas. No traigo la virtud, si el desacato a toda imposición necia y taimada que tome la codicia como norma Mi nombre es muy común: el insensato. Malgasto correrías,- en la nada-, estéticas del fondo y de la forma.

Paseo por la ciudad.

Arcángeles de tiza y purpurina imitan los asuntos de los dioses en círculos humanos, tras sus poses, de asfalto, minifalda y gasolina. La prisa ciudadana, en la retina, ahíta de labor, rutina y toses. Apuesta capturada sólo a doses, la banca siempre gana y los domina. El hielo de este ron tiene trabajo: la calle cenicienta es puro fuego en cada resistencia inesperada. Demonios que reciclan a destajo, palabras de cartón, -ingrato juego-, en esta persistente mascarada

Miscelánea ciudadana

Un viejo salón y un loro borracho, una mandarina sobre la alacena, café en la cocina, menta y hierbabuena, se escucha en la calle silbar a un muchacho En el puerto viejo suena una sirena, rasca su voz ronca, ríe una gaviota, un besugo asoma con cara de idiota, sardinas y arenques se van de verbena. Un sioux saluda a la sexta flota, se acerca un casorio, van en limusina, aunque muy moderno huele a naftalina, reunión de pingüinos, rey, caballo y sota. Un bazar que vende pañuelos de china, da vueltas la piedra que afila cuchillos, habitan los parque madres y chiquillos no esperan visita del hada madrina. Peinan, fluorescentes, hachas y rastrillos, la primera piedra para el barrio nuevo, de las tres en raya una me la llevo, subido a una torre vuelo molinillos.

Dinero. A Michael Moore, cineasta utópico.

El oro, que en monedas se reparte, acaba por mediar mano tras mano, rasgando con tesón de cirujano la escasa comprensión, de parte a parte. El lujo de comprar miseria y arte invita en su tormenta de verano a turbias ambiciones de villano que acusan mucha sed en un descarte. Indica cada paso en sus señales, obliga y obsesiona su presencia, fascina con su ráfagas letales. Lamentan los escuálidos su ausencia, oscuras son sus sendas virtuales, usura fermentada sin conciencia.