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Mostrando entradas de marzo, 2011

El Juego de la Oca. A Lu Folino.

Los dados, como sabe compañera, se marcan, cada uno con sus trampas que el mundo es cuesta y remontar sus rampas labor que a los humanos nos espera. Se dice usted en versos que es muy fiera, que no juega a los naipes de estas hampas ni quiere comulgar con sus estampas ¿acaso usted también es guitarrera? De puente a puente y en prisión pasan las fichas el tiempo que le es propio a cada envite y aclaro que es un juego de desdichas. Peones que no importan un ardite se queman en hoguera de guarichas, efigie helada impuesta en el convite.

Falena.

¿Dónde te diriges amante aprendiz? Tu ambición liviana te atrapa en la luz, átomos flagrantes de Ahriman a Ormuz que te engañan siempre muchacha infeliz, mientras se perfila en tu vientre el desliz, en el desconcierto te sientes capaz de enfrentarte al aire desnuda y tenaz, la pasión intacta y quebrada la voz, derrotan tus miedos a ese odio feroz que, violenta ruina, fue un amor fugaz.

Erizo. A Miquel.

VII Armado de noche rondas a la luna en el surco viejo que dejó memoria sobre el árbol hueco y la antigua noria; resuelta en tus pasos la constante hambruna en tus púas llevas defensa oportuna contra el desamparo y la malquerencia, corres cuando debes con gran diligencia, escapas de idiotas sin darte importancia, y al volver la vista con cierta elegancia piensas si hay provecho en cada experiencia.

Dromedario

V Aunque sea una también te joroba, si media docena la cosa es sin cuento de mil y una noches de tiros y ciento los que se resisten a darle más coba al que en oro nada que petróleo roba con vistas al cielo de los peregrinos que a la ceca llegan todos los caminos y las caravanas al estrecho zoco de los furibundos que te vuelven loco, y tiras bocados sin tener caninos.