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Mostrando entradas de julio, 2011

Una estrella del rock

Una estrella del rock y el infortunio en la cresta violenta de la fama. Marioneta de un triste psicodrama en su voz de lobera en  plenilunio. Desdichado juglar sin pentagrama, fugado en diagonal de los abismos porosos y engendrados por si mismos en una brevedad de telegrama. Arritmias en  mortales absentismos, cadentes y en concierto de amarguras del éxito en las cumbres más oscuras cubiertas de dorados espejismos, Pagana en el altar de las conjuras de estúpidos cofrades de la envidia pudientes de la usura y laperfidia tatuada en pagarés y en escrituras. Pequeña muselina en una lidia de roncos jabalís y chatarreros armados en sus trajes de embusteros sujetos a la piel de su desidia. Tenías que perderte en agujeros malditos de autoengaño y mala estrella amarga en cada cuello de botella, lucida  en venenosos compañeros. Si el filo es muy agudo más se mella y tiende en su dureza a quebrantarse al punto  que  termina por quebrarse igual que rasga  el aire una centella.

De cuando estuve de espectador en el programa Sálvame.

Estuve no hará ni un mes de espectador en la tele -llegué cerca de las tres que a las cuatro empezar suele- en un programa que dicen flotador o Sálvame, que no se a que viene el nombre Don Mendo, no hay quien se asombre, si en la boca de esa gente, habréis comprendido vos sin duda, es lo corriente que no hay salve allí ni adiós. Va y me dice una señora: "Caballero ¿qué es usted? viudo, soltero o casado yo lo quisiera saber que he visto que con sus ojos me ha hecho una gran merced voy a tirarle los tejos si me pareciese bien". Discúlpeme la señora, díjele con timidez, no me tire usted de eso que me descalabraré. No me arañó en el momento mas con ganas la dejé. Me dijo con mucha sorna lo que es usted ya lo sé un tío borde ¡avinagrao! que en la cara se le ve. Total que empezó la cosa cual todo, por el parné y un calvo de aquellos dijo  a otra calva no se qué, se metió uno de bigote terciando por no sé quien, tercio era por las varas que a gritos piden los tres. ¿Lo qué hablar

Humanos ¡Peligro! A Francisco Martínez Morán y su excelente libro Peligro de Vida.

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Peligro de Vida  de Francisco José Martínez Morán es un libro de cuentos poéticos, de relatos breves que nos ponen en la situación de todas las víctimas y de casi todos los verdugos, no toma partido sólo es como uno de esos avisos a navegantes de las contingencias de la singladura por ciertas coordenadas marítimas; aquí las coordenadas quedan circunscritas en todos y cada uno de los espacios en los que se desarrolla el género humano, en esa consciencia que nos sabe en Peligro de vida. ¿Pediste permiso cuentista imprudente para señalarnos lo que no se olvida, lo que cruel desgarra y es tan homicida? ¿Al género humano? ¡Esa mala gente! Es poco juicioso hurgar en la herida, firmar que se gozan mortales torturas. No lo imaginaran deidades oscuras que entre sí no hallan peligros de vida. Verdad que repasas todas las culturas donde se pasean el duelo y la muerte. Total. Aquí rige la ley del más fuerte que alberga en nosotros todas las locuras. La airada sevicia que n

Intención indescifrabe.

No atrapo la intención que en todo caso se asienta en el común de los mortales que observa entre fatigas materiales las puertas que conducen al fracaso. Indicios que argumentan el ocaso Sumido en este reino de cristales que escribe en abecés sentimentales llegando  a todas partes con retraso. Admito la total incongruencia que mueve cada letra y me gravita en esta delación de la conciencia. Es todo tan sutil que resucita la burla sin disfraces, ni indulgencia plenaria, de manera gratuita.

Los astros y yo.

En el universo el caos ha escrito -con cierta evidencia- un orden concreto de energías locas e inmortal secreto del nucleo prensado hasta el infinito. Estrellas mutantes irradian un grito de luminiscencias con poco respeto por las ecuaciones, en un alfabeto donde la palabra es un meteorito. Mientras tanto sigo anclado en el barro en el que gravitan torpes esperanzas de luna y luceros de osas y  carro. Pienso que se toman muchas confianzas todos estos astros, y en su despilfarro de giros eternos rinden mis andanzas.

Letras impuras.

Pasea por   mis letras un invierno en una digestión de asfalto y ruina, contiene algún remedo de rutina su paso entre las hojas del cuaderno. Exigua ejecución de lo moderno, discurso de carbón que contamina el uso que al azar se determina al frío del calor de cada infierno. Metódicos acordes sin licencia -en un negro café sin apellidos- convierten la conducta en experiencia. Retoma aquel camino del olvido, perdida en cada labio la inocencia, resuelta cuando anuncia lo prohibido.

Sin una buena mano

Apúrese ese trago compañero que envida al contrapunto nuestra suerte dejándonos al cabo de lo inerte sin tono en el tapete y sin dinero. La astucia de un magnate petrolero que abrasa en sangre negra -sombra y muerte- en este sube y baja que divierte a sotas de diamantes con sombrero. Levántele los naipes de ese juego que es sólo un solitario que adormece las salvas de un gentío en la impaciencia. Se obliga a quien arrastra en su indecencia la marca del tramposo, y en sus trece recurre a toda página  su ego.