Estaciones
Otoño
Revoltosa hoja que a danzar te lanza
Un viento sur, en la delgada rama.
El sol de otoño de rubor inflama
Una perdida paz, en tu mudanza.
Serás polvo, materia en la balanza,
Volverás a la tierra, te reclama,
Ardiendo fugazmente en una llama,
Como un hombre, con sed, sin esperanza.
Ya nada te detiene ni te aloja,
Ni tienes un lugar donde quedarte.
Sino el suelo y el aire que te arroja.
Inútiles intentos por mi parte
De describir el vuelo de una hoja,
Si es su espiral, en el dibujo, un arte.
Invierno
Cristal de escarcha que indolente fragua
El invierno, viento que helado patina
La vieja ventana. Te difumina
El sol, te hiere, levanta tu enagua.
Serás río de nuevo, lago, agua,
Azúcar glaseada y cristalina,
Aguja de limón, flor argentina,
Sutil copo de nieve en Aconcagua.
En tanto, colgarás de los balcones,
Laminarás la calle de mi amada,
Resbalando, al pisar de sus tacones.
Yerro otra vez, al fin, si lo que quiero
Es componer un canto a la nevada.
Ya es hielo la canción del mes de enero.
Primavera
Pétalo suave, cuando en ti reposa
Una primavera de los amadores.
Mínimo suceso, un haz de colores,
Aleteo aleve de una mariposa.
Vuelve cada abril y nace la rosa,
Vela, leve luz de los sinsabores,
Trucando de belleza los amores,
Revuelta en el color su vida hermosa.
Desvistes el dolor en el lamento,
Disfrazas de calor el escenario,
Dispersas en las notas tu instrumento.
Escribes una letra en su diario,
Y mis manos se pierden el intento,
En el humo gris de tu incensario.
Verano
Preñada espiga que en la era clamas
Al mudo verano la extinta verdura,
Cuando allá en la tarde la seca espesura
Muere consumida y tú lo proclamas.
Las losas del patio, perfil de llamas.
Y en la decrépita parra, madura
El tinto vino de la tierra oscura;
A la media luna, bailan las damas.
Si resultas dura por verdadera,
Y nos muestras que somos las personas
Espigas que el pedrisco revolviera.
Retoño seco que formal quisiera,
Pétalo y cristal la hoja de escarcha,
Ser otoño, invierno y primavera.
Revoltosa hoja que a danzar te lanza
Un viento sur, en la delgada rama.
El sol de otoño de rubor inflama
Una perdida paz, en tu mudanza.
Serás polvo, materia en la balanza,
Volverás a la tierra, te reclama,
Ardiendo fugazmente en una llama,
Como un hombre, con sed, sin esperanza.
Ya nada te detiene ni te aloja,
Ni tienes un lugar donde quedarte.
Sino el suelo y el aire que te arroja.
Inútiles intentos por mi parte
De describir el vuelo de una hoja,
Si es su espiral, en el dibujo, un arte.
Invierno
Cristal de escarcha que indolente fragua
El invierno, viento que helado patina
La vieja ventana. Te difumina
El sol, te hiere, levanta tu enagua.
Serás río de nuevo, lago, agua,
Azúcar glaseada y cristalina,
Aguja de limón, flor argentina,
Sutil copo de nieve en Aconcagua.
En tanto, colgarás de los balcones,
Laminarás la calle de mi amada,
Resbalando, al pisar de sus tacones.
Yerro otra vez, al fin, si lo que quiero
Es componer un canto a la nevada.
Ya es hielo la canción del mes de enero.
Primavera
Pétalo suave, cuando en ti reposa
Una primavera de los amadores.
Mínimo suceso, un haz de colores,
Aleteo aleve de una mariposa.
Vuelve cada abril y nace la rosa,
Vela, leve luz de los sinsabores,
Trucando de belleza los amores,
Revuelta en el color su vida hermosa.
Desvistes el dolor en el lamento,
Disfrazas de calor el escenario,
Dispersas en las notas tu instrumento.
Escribes una letra en su diario,
Y mis manos se pierden el intento,
En el humo gris de tu incensario.
Verano
Preñada espiga que en la era clamas
Al mudo verano la extinta verdura,
Cuando allá en la tarde la seca espesura
Muere consumida y tú lo proclamas.
Las losas del patio, perfil de llamas.
Y en la decrépita parra, madura
El tinto vino de la tierra oscura;
A la media luna, bailan las damas.
Si resultas dura por verdadera,
Y nos muestras que somos las personas
Espigas que el pedrisco revolviera.
Retoño seco que formal quisiera,
Pétalo y cristal la hoja de escarcha,
Ser otoño, invierno y primavera.
Comentarios
Un abrazo
Cuántos poemas tejen tus estaciones! Tan reales y tan bellos. Tiene razón Amparo, solo le falta Vivaldi y hasta da para bailar y soñar...
Un abrazo POETA MAESTRO