Perdidos.

No siento haber perdido los sonetos,


en libros se contienen a montones,

mejores que los míos a millones.

Escribo por no andar a dedos quietos.



Mas deja que te cuente mis secretos:

expongo salvedades e intuiciones

que brotan como sangre a borbotones

de fuego; y se rebelan indiscretos.



No importa sino el tramo de la vía

presente y el instante en que respiro,

muy poco una futura auditoría.



Adiós a las palabras que en su giro

marcharon tras de ti de romería:

hoy cuentan el recuerdo de un suspiro.

Comentarios

Amparo ha dicho que…
Bueno, este puede ser tu blog de los sonetos pródigos.
Y bien dices lo que de verdad importa. Te ha salido redondo.
Enrique Sabaté ha dicho que…
Dedicado a las décimas dejé de lado los sonetos y la verdad es que me ha costado bastante hilarlo y aún así. No sé, no sé.

Un beso grande. Muchas gracias.
ybris ha dicho que…
Muchas veces se trata de eso, de no andar a dedos quietos. Ni a mentes quietas.
El soneto es música y cárcel, por eso obliga a contención y a armonía.
Seguro que a ti también te traen recuerdos. Recuerdos tanto más hondos cuantos más sangre a borbotones y más fuego se llevan.

Abrazos.
Enrique Sabaté ha dicho que…
Gracias estimado Ybris.

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