Decimillas
¿Qué horas son estas, de andar divagando?
Ni hay como, ni hay cuando,
se lleva la carga, se sube la cuesta.
La ilusión sonora que apaga el silencio
me hace ser oscuro y es tal la herramienta
que manejo y arde como pozo seco.
No sigo las reglas, aunque necesarias,
para hacerlas trizas, y expresar tormentas,
dejo que la intensa exclusión me atrape,
el polvo amarillo de horror al vacío,
y sigo instalado en las mismas causas,
sintiendo lo mismo que el resto del mundo.
Caigo si tropiezo en errar primero.
Sólo es una noche más.
Los barcos zarpan de los puertos cuando duermen las sirenas.
La Luna sigue con su cara desmayada, ahora se va encogiendo.
El río baja con el agua al cuello de ranas grises con motores diesel.
la carretera nacional aparenta ser una caravana de luciérnagas infatigables que van y vienen con algún sentido que no logro descifrar.
Continúo deshaciendo palabras en oraciones subordinadas a un concepto que jamás alcanzaré a entender.
Me precipito y conjugo verbos del infinitivo a un pluscuamperfecto inmóvil marcando el número de la teleoperadora mecánica de mi portero automático.
Como sigue siendo de noche, no escribiré sobre lo que es y no es y debiera o pudiera.
Da igual, quise empezar a escribir un poema y me he confundido una vez más.
Cambio un mito y dos o tres leyendas por un politono.
La noche sigue fuera.
El día en las antípodas.
Tanta trascendencia
no cabe en mi mente,
si soy tan corriente
como mi conciencia.
No encuentro clemencia,
en quien la pregona,
desde una poltrona
de seda o de cuero,
es tan embustero
como otra persona.
Es el ser humano
de todo capaz,
ser ave rapaz
o un perfecto hermano,
humilde o villano.
Portavoz de males
y hermosos retales,
sangre, carne y hueso,
espíritu y beso.
¿Sócrates y Tales?
Ni hay como, ni hay cuando,
se lleva la carga, se sube la cuesta.
La ilusión sonora que apaga el silencio
me hace ser oscuro y es tal la herramienta
que manejo y arde como pozo seco.
No sigo las reglas, aunque necesarias,
para hacerlas trizas, y expresar tormentas,
dejo que la intensa exclusión me atrape,
el polvo amarillo de horror al vacío,
y sigo instalado en las mismas causas,
sintiendo lo mismo que el resto del mundo.
Caigo si tropiezo en errar primero.
Sólo es una noche más.
Los barcos zarpan de los puertos cuando duermen las sirenas.
La Luna sigue con su cara desmayada, ahora se va encogiendo.
El río baja con el agua al cuello de ranas grises con motores diesel.
la carretera nacional aparenta ser una caravana de luciérnagas infatigables que van y vienen con algún sentido que no logro descifrar.
Continúo deshaciendo palabras en oraciones subordinadas a un concepto que jamás alcanzaré a entender.
Me precipito y conjugo verbos del infinitivo a un pluscuamperfecto inmóvil marcando el número de la teleoperadora mecánica de mi portero automático.
Como sigue siendo de noche, no escribiré sobre lo que es y no es y debiera o pudiera.
Da igual, quise empezar a escribir un poema y me he confundido una vez más.
Cambio un mito y dos o tres leyendas por un politono.
La noche sigue fuera.
El día en las antípodas.
Tanta trascendencia
no cabe en mi mente,
si soy tan corriente
como mi conciencia.
No encuentro clemencia,
en quien la pregona,
desde una poltrona
de seda o de cuero,
es tan embustero
como otra persona.
Es el ser humano
de todo capaz,
ser ave rapaz
o un perfecto hermano,
humilde o villano.
Portavoz de males
y hermosos retales,
sangre, carne y hueso,
espíritu y beso.
¿Sócrates y Tales?
Comentarios
Quizás porque tus reflexiones siempre las leo con toda la grandeza emanada de la sinceridad de un espíritu nobilísimo y sincero.
Un abrazo, Kike.
Un abrazo, querido amigo.
que a esas horas sales
a mirar estrellas
como el sabio "Tales"
y caigas al pozo
por mirar "pa" los "celajes"
je je je
Un Abrazote
Merce
Otro abrazo más, Kike.
Abrazo
¿Cuantas veces partimos dejando atrás algo atrapado en el sueño, el silencio o la oscuridad?. Saludos pintor de versos. Adolfo.