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Mayo en Sol ciudadano

  Se extrañan, verá usted, de que se indignen, aquellos que les sufren en silencio y digan con pacíficas palabras que pasan de los dichos a los hechos. Se asombra en su sofá su señoría que el sol esté alumbrando a tanta gente y no se muestren todos fascinados con esta pantomima que se ofrece; anímese y proclame como ellos, usted que los contempla displicente, soñando, si es que puede, imaginarios posibles, realidades más decentes. Discúlpeme si chocan mis razones con tanto privilegio del de siempre. Convenga que resulta fastidioso este pasar la bola y esconderse, diciendo que la culpa es de los otros, ladrando a voz en cuello sin morderse; permítanos, sin miedo, a que se hable de olvidos y ambiciones en roquete, de deudas y favores pagaderos por todos los que nos llamamos gente, y más, y mucho más que usted sabría si no pavonease sus laureles, que aclaro por si existe alguna duda que sale del bolsillo de…ya entiende, bajando un rato al suelo ciudadano que el polvo de la calle es me...

De vuelta, un soneto barroco y vacío.

Volveré tomado un soneto barroco con mucha prosapia y ahíto de lunas metáforas huecas y frases "viejunas" gran atildamiento y que diga poco. Con buena presencia palabra de loco o lo que es lo mismo: poeta en ayunas en un alba antigua, canciones grajunas entre dos quimeras por si me equivoco. Solo yo a mi mismo me pongo barreras que son en cadena turbios pensamientos, a pesar de todo ajeno a fronteras. Al deconstruirse se fingen violentos en la inquieta farsa sin abrazaderas donde se amalgaman tantos sentimientos. Tal como se dijo aquí queda escrito con mucha bambolla y relleno poquito.

Nos vemos por ahí.

Supuse que mi alma en venta tendría ningún valor y comprobé craso error que por salirme la cuenta tan solo un euro cincuenta pude sacar por su peso, con ella hice un caldo espeso que amalgamara razones y entre estas y otras cuesrtiones volví a hacer hilo en el hueso. Adiós que esto se termina que ya no tengo más ganas de santos ni de peanas, ni de oler a parafina enclaustrado en lo que opina quien por gusto se encadena a una fingida condena de sortilegios y sombras de ácaros en las alfombras y brujas de luna llena. Voy, vengo, y me llamo andanas, triquiñuelista en refranes, satíricos ganapanes que en una orquesta de ranas entre ceres y dianas se disipan tierra adentro, en nada y nadie me encuentro ni participo en coloquios sino en absurdos cronopios de las márgenes al centro. Nos veremos por ahí, o no, que no importa, acaso,  en el filo del fracaso se instala siempre por mí la imagen y es baladí una pretensión distinta e igual me da cuando pin...

Clarividencia. A Ruth Domínguez.

Se cuenta entre esa nómina de locos -expertos en humanos intereses- que escriben en ligeros sirventeses arreglos de acertados tontilocos. Trasmuta sus conscientes comecocos que encuentra en esta senda de cipreses y enfrenta sin licencia los reveses causados por ayunos “marimocos”. Discurre entre tañidos populares las cuitas de aserrín y calabaza que anidan en zozobras de lagares. Medita en un trajín de pan de hogaza, lumínica visión de verdemares, abierta a un horizonte de melaza.

Lucido son.

Despierto esta noche de añiles asiduos espíritus claros sin ceremoniales, potencias distintas a las numerales, las que se contemplan en los individuos que a la inteligencia se muestran asiduos, los que son en cuenta gastos marginales, gentes que en la vida se instalan leales en la resistencia de ingratos residuos. Sombras residentes en lunas menguantes con la viva gana de un gato en penumbra que arrastra al exceso a los diletantes, en la paradoja a lo que se acostumbra y se escandaliza, o no, a los biempensantes, fieles de la nada que un vacío alumbra.

Gracias Señora de las letras. A Ana María Matute.

Tu vuelo inventa gozo, risueña golondrina, galante dama airosa de letras placenteras, los cuentos que imaginas descubren primaveras, palabras tan discretas que amansan volantina. Visiones de revuelta, en tiempos de hornacina, salpican tus paisajes de magias y quimeras venciendo en la ponzoña de intolerables fieras que quieren afligirte en la tarde amarantina. Tu voz calla la cuita sombría del ocaso en juego de escondites con silfos y nuberos, alegres edecanes que atrae tu porsiacaso. Tus duendes dadivosos, humanos compañeros, contentan a los tristes que aprecian en traspaso, radiosas salamandras que incendian nuestros fueros.

Charada en presente de indicativo.

En presente un borroso recoveco que precisa el valor del sustantivo donde suele el pronombre posesivo compartir sus ardides con el eco. Artimaña de mísero muñeco declinada en el modo relativo más un grado común superlativo se resuelve en discurso boquiseco. El total de una cómica elocuencia sustituye la argucia por la coma en abierta sesión por conveniencia. Laberinto de juegos por idioma, extravía el lenguaje con frecuencia, barajado en la jerga de la broma.