El almacén de los impulsos.
Se despide la tarde amarilla,
con un sol del invierno, se aleja
tras la nubes, se oculta, te deja
como caña quebrada en la orilla.
Eres roca viajera que brilla,
una talla sin tiempo, una queja,
inmediata ilusión, candileja
de una frágil virtud que se astilla.
Fuera ayer, o pasado mañana,
como un sueño, en penumbra la vida
solicita un rincón, su nirvana,
toda ella es la paz desvalida,
el cristal de la abierta ventana,
a la luz de una ciencia fingida.
Comentarios
Pero lo que dices es muy cierto:
somos rocas viajeras buscando un rincón que nos sirva de refugio.
Brindemos por una vida en paz, aunque sea desvalida tras una ventana con cristal fingido.
Abrazos.
Júlia: no, no tengo nada publicado en papel, salvo en alguna revista modesta y algo que me publicaron en el periódico local. Así que tendrás que conformarte con leerme en el blog. Gracias por leerme; muy bueno el soneto que has publicado en el tuyo.
Un saludo.
Un abrazo
Un abrazo.
como un sueño, en penumbra la vida
solicita un rincón, su nirvana,
Kike, tu estrofa me ha hecho pensar sobre las dificultades que muchas veces le ponemos a la vida para que esta pueda, sencillamente, desplegarse... y ella, en la penumbra, nos mira, solicitando entrada; y nos pilla, muchas veces mirando hacia otro lado, no viviendo...
Un abrazote,
Merce
Besote!
Ya nos la ha dado ahora queda hacer el camino hasta esos días. Por cierto quedáis invitad@s ya pondré el programa.
Un fuerte abrazo y a ver si me vuelve la musa de los motivos.