Décimas de la pasión. Entre el viernes y el domingo.
No llores, pan de centeno,
que las lagrimas saladas
vuelan por encrucijadas:
Que no te conmueva el trueno,
ni el rayo, siempre sereno
en ti el ánimo que templa;
pasan las cosas; contempla
que nunca un mal es vencido
sino por el bien habido
y en ti, el tal, no se destempla.
Tarde de conversación,
bajo la cósmica esfera,
tallados en la madera;
tiñes de añil la ilusión
con una alegre canción
saliendo, azul. de mis labios;
no soy uno de esos sabios
que saben cada respuesta;
soy una flor descompuesta,
una roca sin agravios.
Por cada vida que paso
voy sembrando con arrojo;
no aprendo a echarle el cerrojo
al alma y así me abraso;
soy, sin las alas, Pegaso
que no distingue y no alcanza,
ni aparta el golpe de lanza
que le ha de partir en dos,
errante en un intradós,
pierde, mas, no la esperanza.
Amor es irresponsable,
es informal, posesivo;
pide un interés lesivo,
es la sensación mudable;
no busques, en él, culpable
mancha ni afrenta menuda;
que no pueda, en ti, la duda;
déjale pasar si para
en tu puerta y te dispara
sus flechas y a él te anuda.
Comentarios
Un abrazo.
(Aprendiendo: nunca había oído la arquitectónica palabra intradós)
saludos
Amparo: quizá exagero pero el amor es más un dolor que una alegría. Quizá por lo intrincado del caso. Considérame un místico del amor. Un arquitecto del verso enamorado.
Un fuerte abrazo.
Kike, el secreto de tu audacia es precisamente saberte sabio sin respuesta, flor descompuesta.
Un abrazo
Merce
Un fuerte abrazo.