Azalais, con música

Sin que se me note me vi tan distante,
Tan indiferente, tan roto y marcado,
Tan esclarecido y tan asustado
Como un molinillo de café al instante;


Sin que se me vea fui tan disipado
En el verde helado de tus peripecias,
Redoma colmada de obscenas especias
Las ganas de verte son cristal velado.


Quizá te parezcan mis palabras necias
O un rumor de olas, un ruido lejano,
Una mariposa que muere en verano
Y me da lo mismo si no las aprecias.


Sabiendo que un día me diste la mano;
Era necesario como arcón que guarda
Las doradas telas de un humo que tarda
En volverte loco con su olor insano.


Igual que un borrico cargo con mi albarda
Y ya no me importas, tan indiferente
Como si no fueras el agua corriente
Que no necesita quien su sed resguarda.


Esta cancioncilla se muestra prudente,
Ni se extralimita, ni te deja escusas;
Es tan sólo un canto que las viejas musas
Ponen en mi boca cercana y doliente.

Comentarios

zdenka ha dicho que…
Te leo siempre que tengo un rato libre, me dejas anodada con tus enredaderas de palabras; en ocasiones me haces ir a buscarlas al diccionario. Un poema realmente contenido parece, ojala mi inspiracion fuera tan fructifera, sana envidia la que siento por tu obra, admiracion y enamorada de tus telarañas.
Un saludo de una humilde lavandera.
Enrique Sabaté ha dicho que…
Gracias por tus lecturas, no es malo utilizar el diccionario que guarda cosas muy buena entre sus páginas.

saludos de un humilde juntapalabras.

Enrique, con ganas de leerte de nuevo.
ybris ha dicho que…
A mitad de camino entre Buitrago y Somosierra ayer los bits me fueron poco propicios para comentarte, pero hoy, caballero en veloz banda ancha, leo tus dos Azalais seguidos.
Aunque me despista la palabra Azalais, intento entenderla como nombre propio más que como lo que encuentro en un rincón de Google:
"Azalay era el mítico viaje ida y vuelta de Tombouctou a las salinas de Taoudenit. Duraba de dos a tres meses, a través del desierto, y cientos de dromedarios se movían en fila india."
De todas maneras en las dos veo mucha música: la música de la endecha de tanta omnipresente incomunicación como acecha a los profundos.
Quizás sea la música de la belleza que tanto late en
"Registraba el vaho de tus sentimientos
en el daño de mis labios"
como en el cantarín cuarteto:
"Quizá te parezcan mis palabras necias
O un rumor de olas, un ruido lejano,
Una mariposa que muere en verano
Y me da lo mismo si no las aprecias."

Un abrazo con y sin música.
Filoabpuerto ha dicho que…
Todos, igual que ese borrico
con nuestras albardas cargamos
pero el peso es más ligero
si arrimamos varias manos

Un abrazote

Merce
Enrique Sabaté ha dicho que…
Azalais de porcairegües, trobairitz del siglo XII en Montpellier, se sabe poco de su vida.

Por eso con música y sin ella.

Gracias amigo.


Merce es verdad todos llevamos alguna carga. la mía es la que es.

Un abrazo.
Amparo ha dicho que…
A mí me ha encantado el molinillo de café al instante.
Estupendo.
Enrique Sabaté ha dicho que…
Gracias Amparo, antes hay un poema dedicado a ti.

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