Romancillo.
Contaré una historia
como un pregonero
en un romancillo
de titiritero
Añil y naranja,
azogue y pañuelo.
En la negra noche
cuando alcanza el sueño
y el árbol traduce
la canción del viento.
Cuando los caminos,
Ancianos senderos
esconden al hombre
oscuros secretos
y las amapolas,
negras como besos,
piensan que la luna
camina por ellos.
La luz se imagina
Sobre un aparejo
grumete de auroras
cumplido gaviero
de un bajel de nubes
arcano y espectro,
desconsiderado,
el vigía atento
grita en los más alto
¡Nuevas Tierras, Cielos!
¡bogamos hermanos!
rumbos de misterio
con las marionetas
talladas muy lejos,
harapos sin hilos,
de temple sereno
se aventuran dulces
en obras sin tiempo.
Cuando en las aldeas
La flor del almendro
traía la vida
mas sin aspavientos.
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