Un soneto a deshoras.
¿Me adelantas un rato tu sonrisa?
Apenas un segundo esa mirada.
Descúbreme hechicera imaginada
Furtiva algún botón de tu camisa.
Pregóname dulzuras de melisa,
Concierta sin tardanza una balada,
Con maullidos de miza descocada,
Divina y seductora pitonisa.
El muérdago, el acebo, la retama,
El sabor de tus bosques y tus ríos,
Las encinas y el roble en amalgama.
En la luz de tus montes más sombríos
Me perdiera contigo hermosa dama.
Lo imagino sintiendo escalofríos.
Apenas un segundo esa mirada.
Descúbreme hechicera imaginada
Furtiva algún botón de tu camisa.
Pregóname dulzuras de melisa,
Concierta sin tardanza una balada,
Con maullidos de miza descocada,
Divina y seductora pitonisa.
El muérdago, el acebo, la retama,
El sabor de tus bosques y tus ríos,
Las encinas y el roble en amalgama.
En la luz de tus montes más sombríos
Me perdiera contigo hermosa dama.
Lo imagino sintiendo escalofríos.
Comentarios
No sé si tendrás su sonrisa por adelantado, pero la mía la tienes desde el primer verso.
Un abrazo, Enrique.
Gracias por la tuya que me alegra.
Un abrazo.
En tanto maullido de miza descocada tus versos son caricias irresistibles.
Estremecedores escalofríos de deseos imaginados.
Espléndido soneto, Kike.
Saludos, Adolfo.
Magnífico. Así. Sin más.
Besos! y sonrisas