Geografías congruentes.
I
Me guío por la Rosa de los vientos
si intento recorrer tu geografía.
Las rutas que el viaje me ofrecía
perdí cuando enfrenté tus elementos.
Los pasos se me hicieron tan cruentos
que al tiempo que mi estrella se extinguía
un céfiro fatal me dirigía
en busca de irreales firmamentos.
En signos que tornándose imposibles,
ocultos tras telón imaginario,
escriben sus mensajes invisibles.
El símbolo me marca el calendario
con gestos polvorientos y terribles,
influjo de un secreto milenario.
II
Mis huellas, de prosista sibilino
absorto en el abstracto panorama,
no saben de los versos que declama
mi empacho de poeta gongorino.
Ególatra, tramposo y concertino,
burlándome del nudo y de la trama
del crítico doctor que se me escama
si escribo, más que negro, azul marino.
¿Entiendes lo que alcanzo con mis letras?
Absurdo y astracán me considero,
Bribón, carambolista, apagavelas.
Animo tu razón si es que penetras,
bella loba de mar en tu velero,
las olas en jardieles y poncelas.
III
Tan lejos del reloj y del espacio
cabalgas, acertado caballero,
en lucha con rival astuto y fiero
oculto de tu arrojo en su palacio.
Te aburres de la prisa y vas despacio;
No fías en promesas de embustero
Ni a todas luces de quien va primero
Y escribe con tu gloria su epitafio.
Son tantos los molinos y gigantes
que tienes que vencer, día tras día,
viciados de poder. Los arrogantes
que niegan tu verdad con su codicia;
aquellos que grotescos vergonzantes
exhiben orgullosos su avaricia.
IV
Se incendia en el poeta delincuente,
armada de sustancias y razones,
abriga divertidas explosiones
y acecha en la palabra iridiscente.
Locuaz y delicada adolescente
te arroja su esplendor tan a montones…
sus signos multiplican emociones
y en sueños te transforma en penitente.
Retorna y aparece en el lenguaje
con viejos argumentos, te examina,
la suma de la vida es su linaje.
Te inclina a su favor y te conmina
a nuevas aventuras. Su embalaje
de erótica pasión te contamina.
Me guío por la Rosa de los vientos
si intento recorrer tu geografía.
Las rutas que el viaje me ofrecía
perdí cuando enfrenté tus elementos.
Los pasos se me hicieron tan cruentos
que al tiempo que mi estrella se extinguía
un céfiro fatal me dirigía
en busca de irreales firmamentos.
En signos que tornándose imposibles,
ocultos tras telón imaginario,
escriben sus mensajes invisibles.
El símbolo me marca el calendario
con gestos polvorientos y terribles,
influjo de un secreto milenario.
II
Mis huellas, de prosista sibilino
absorto en el abstracto panorama,
no saben de los versos que declama
mi empacho de poeta gongorino.
Ególatra, tramposo y concertino,
burlándome del nudo y de la trama
del crítico doctor que se me escama
si escribo, más que negro, azul marino.
¿Entiendes lo que alcanzo con mis letras?
Absurdo y astracán me considero,
Bribón, carambolista, apagavelas.
Animo tu razón si es que penetras,
bella loba de mar en tu velero,
las olas en jardieles y poncelas.
III
Tan lejos del reloj y del espacio
cabalgas, acertado caballero,
en lucha con rival astuto y fiero
oculto de tu arrojo en su palacio.
Te aburres de la prisa y vas despacio;
No fías en promesas de embustero
Ni a todas luces de quien va primero
Y escribe con tu gloria su epitafio.
Son tantos los molinos y gigantes
que tienes que vencer, día tras día,
viciados de poder. Los arrogantes
que niegan tu verdad con su codicia;
aquellos que grotescos vergonzantes
exhiben orgullosos su avaricia.
IV
Se incendia en el poeta delincuente,
armada de sustancias y razones,
abriga divertidas explosiones
y acecha en la palabra iridiscente.
Locuaz y delicada adolescente
te arroja su esplendor tan a montones…
sus signos multiplican emociones
y en sueños te transforma en penitente.
Retorna y aparece en el lenguaje
con viejos argumentos, te examina,
la suma de la vida es su linaje.
Te inclina a su favor y te conmina
a nuevas aventuras. Su embalaje
de erótica pasión te contamina.
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