Recargado.


Son múltiples adornos los que te catalogan,
miles los rosetones, decenas las espinas
sensuales al gusto de las griegas ondinas,
sus desnudos procaces en las aguas ahogan.
En las nubes de estuco los amores subrogan
las deudas que tuvieran las luces diamantinas
del amante que muere por inquietas rutinas
y de un fuego divino sus locuras abogan.
¿ Dónde habita el misterio de los seres que amaba
si el dibujo no pasa de ser un carboncillo
y del alma ninguno se precia ni se alaba
ni es de oro el deseo de su fiel canecillo?
No contento el artista su pena se le agrava
y el común del oficio lo vende en un rastrillo.
Enrique Sabaté.

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