Entendimiento

No acabo de entender ni de entenderme,
los ojos siempre abiertos al vacío,
si miran nunca vieron tanto hastío
y un tiempo de tristeza tan inerme.
Después llegue a temer por no temerme
pasando de eufemismo a escalofrío
que escuece por ser tuyo y nunca mío,
no sé el encantamiento que nos duerme.
Me pienso y te he pensado sin conciencia
en este escaparate de colores,
vitrina de esquemática impaciencia.
Humanos en un fondo de inversores
sin alma que tributa indiferencia
a un toque de teclados y cursores.
Enrique Sabaté.

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